jueves, 9 de enero de 2014

PRIMER CAFÉ / La oportunidad de Maduro

La renuncia colectiva de estilo de los integrantes del Consejo de Ministros, era un secreto a voces desde que el presidente Nicolás Maduro se la solicitó sin mucha premura, como opción. Es su oportunidad.

Los actuales ministros son corresponsables de lo bueno y lo malo del gobierno del finado presidente Hugo Chávez, cuya peor herencia -lo sabemos todos y todas- es la enorme corrupción y el enriquecimiento ilícito de muchos de sus funcionarios y funcionarias, que se ha traducido en daños gigantescos a la nación, tanto desde el punto de vista económico-financiero, como en la productividad, eficiencia, disciplina social y administrativa.

Esa nefasta y maoliente corrupción chavista ha enervado al gobierno. Y Maduro parece reconocerlo íntimamente, sabe que con esos "batequebra'os" codiciosos no llegará muy lejos. Sin amiguismos ni fraccionalismos cómplices, corresponde al Presidente detectar a los más choros del combo ministerial chavista, y comenzar a limpiar, sin que paguen justos por pecadores.

La marcha del país no puede mejorar con esas langostas gravitando en el Gabinete Ejecutivo y otros altos mandos del gobierno. Especial atención merece la costra de militares pudrimillonarios, insaciables los muy bandidos, que durante la gestión Chávez han amasado fortunas gigantescas, impunemente, gracias a la irresponsabilidad de Chávez y a su complicidad por omisión y compadrazgo.

Las mafias financieras del chavismo deben ser desarticuladas, primero alejadas del Consejo de Ministros, el aparato financiero gubernamental y la banca pública, y después investigados y perseguidos penalmente sus capos y círculos familiares enriquecidos. Es la oportunidad de Maduro, a ver "qué trae en la bola", como dicen en el béisbol criollo.

La selección de los ratificables debe ser tan exigente como la de los futuros ministros y ministras. El presidente Nicolás Maduro debe comprender que la tesitura ética de los ministeriables es esencial, en esta hora crítica de la República. Nada está en calma.
Ni un solo pillo debe quedar en el Gabinete Ejecutivo; ni un solo pillo debe entrar al nuevo equipo ministerial.
MANUEL ISIDRO MOLINA

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