viernes, 6 de septiembre de 2024

"Perkins tiene don de gentes. Y confianza irrestricta en las reservas morales de la ley": Víctor Maldonado

"Ahora está encerrado injustamente, como miles de venezolanos"


"Su esposa, María Costanza, hace poco llamaba la atención sobre la fragilidad cerebral de Perkins. Es verdad. No es una impostura. No es un invento para sacar alguna ventaja procesal. Perkins sufrió de una hidrocefalia debido a la enfermedad que comentamos. Y por eso tiene una válvula cerebral. Hay que tener eso presente, porque él, retador indomable de la vida, no tiene por qué perderla en este nuevo asalto"


Por Victor Maldonado

@vjmc

"En los últimos días he tenido presente a Perkins Rocha. De los viejos amigos, de las amistades cesadas por razones de la época, uno tiende a veces un manto de olvido. Como pasa con todo lo que dejó de ser. Lo primero que debo aclarar es que con Perkins mantengo una amistad latente. 

Pero a diferencia de otras experiencias que prefirieron desaparecer súbitamente, con él mantuve una disposición potencial a estar consientes de las opciones personales que asumimos. Que haya sido así, tiene que ver con sus méritos y no con mi forma de ser. 

Esta latencia se reflejó siempre en la personalísima felicitación de navidad, el comentario amable y en privado a mis posiciones y en las controversias públicas que mantuvimos los últimos tres años. A veces el debate fue duro. Sin embargo, su bonhomía marcó siempre pautas y límites. Bien por él que sabe diferenciar espacios, tiempos y contextos.

Ahora bien, su difícil circunstancia me obliga a cesar cualquier diferencia. Ahora es un preso político que nos representa a todos, aplastado por cinco o seis imputaciones graves, sin derechos, sin debido proceso, víctima como muchos otros de una injusticia que él denunció hasta el último segundo, cuando fue tomado, reducido por la fuerza, violentado en un momento de fragilidad, solo en la calle, saliendo de una farmacia. Nadie grabó nada. El miedo prima en las actuales circunstancias.

La latencia me hizo olvidar detalles. Pero teniéndolo presente en mis oraciones, a él y a su familia, comienzo a recordar experiencias comunes. Con Perkins recorrí el país y agotamos largas horas de camino conversando y reconociéndonos. En esas ocasiones fui apreciando su capacidad de lucha. Un extraño abogado que no se hunde en las galimatías jurídicas, y que tenía una franca disposición a la claridad pedagógica.  Asombrado escuché su travesía por una enfermedad extraña, sin diagnóstico fácil, y que terminó siendo una tuberculosis cerebral que le ocasionó pasar mucho tiempo al borde de la muerte. Muchas veces me pregunté ¿Qué hace este hombre, vuelto a la vida de vainita, recorriendo el país entre las incomodidades de la estrechez económica y la incredulidad general, hablando aquí y allá de la constitución, del derecho y de las evidentes injusticias? Así es Perkins Rocha. Digamos que la vida “se la tomaba con soda”.

Ojo, esos eran tiempos de desierto, donde el pescueceo no pagaba. Era pura utopía y disposición profética. Él me escuchaba y con delicadeza corregía algunos excesos de mi discurso mientras comenzaba a hilvanar sus tesis de derecho, ley y justicia en un país anegado por situaciones de hecho, por la prevalencia de la fuerza pura y dura. En esa época tenía claras las opciones. Más claras, tal vez, sobre lo que había que hacer y lo que no tenía sentido.

Perkins tiene don de gentes. Y confianza irrestricta en las reservas morales de la ley, más allá de lo razonable. Porque como vamos experimentando, la ley es una narrativa de las expectativas de dominación y de los intereses del grupo que está en el poder. Parafraseando a Poulantzas, un estado tan básicamente comunista que dejó de tener autonomía relativa para ser puerilmente un aparato represivo que permite al grupo dominante predominar sobre las demás, a cualquier costo.

Luego de ese viaje con las alforjas llenas de utopías se planteó una distancia producto de proponernos diferentes visiones políticas. Sin embargo, creo que pocos adversarios han sido tan nobles como Perkins Rocha. Y tan leales a su causa. Y si, también tan temerario con el peligro inminente que se cernía sobre él, con el que él quiso juguetear sin caer en cuenta de que estaba marcado. Ahora está encerrado injustamente, como miles de venezolanos.

Su esposa, María Costanza, hace poco llamaba la atención sobre la fragilidad cerebral de Perkins. Es verdad. No es una impostura. No es un invento para sacar alguna ventaja procesal. Perkins sufrió de una hidrocefalia debido a la enfermedad que comentamos. Y por eso tiene una válvula cerebral. Hay que tener eso presente, porque él, retador indomable de la vida, no tiene por qué perderla en este nuevo asalto. Me imagino que él decía lo mismo que un amigo mío, “yo me jodo en la vida, no me voy a dejar joder por ella…” Pero hay que tener conciencia de las fuerzas que se contraponen. 

Como este escrito es mi estado de ánimo, pienso en la grandeza de Pablo, encadenado en la cárcel de Roma. Pienso en sus palabras de aliento a su congregación, él que estaba preso. “Por eso todo lo soporto… para que no se desanimen a causa de las tribulaciones que por ustedes padezco”. Que todos lo sepan, para que tanta violencia no sea definitivamente vana. 

Pienso y recuerdo, habida cuenta de que la petición de María Costanza es precisamente esa, no olvidar. Pienso y recuerdo mientras leo "Giraluna Lejana" de Andrés Eloy Blanco. Pienso en Perkins y en su familia. Pienso en lo duro que debe ser el aislamiento y el no poder decir cuanto ama a los suyos, a su mujer y a sus hijos. Pienso en lo duro que debe ser no escuchar los te amo de sus hijos, tan determinados a denunciar todo este remolino de terror.

 Por eso imagino que el silencio de la noche les hace llegar a los que están a ambos lados del candado vil esos versos imbatibles  del poeta cumanés:

“No lo digas, no lo digas.

Ya sé que te estás muriendo

de esperarme con los brazos

y abrazarme con el viento…”

Caracas, 05 sept 2024"


https://x.com/vjmc/status/1831743094041047179?t=Irf_t9-LRgw7gKyJgtghOA&s=08

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