sábado, 8 de junio de 2019

QUO VADIS Consultoría Estratégica - ACC CONFIDENCIAL (Mayo 2019)


I. Para Venezuela, el primer cuatrimestre de 2019 ha sido de estancamiento político y hundimiento económico, con severos ingredientes internos y externos que victimizan a todos sus habitantes, sin distinción de ideologías, niveles sociales o nacionalidades.

II. Todos los indicadores son negativos, y no solo por culpa del gobierno del presidente Nicolás Maduro, cuyo desempeño económico viene casi en caída libre desde 2014, por lo que tiene la mayor responsabilidad.

III. La llegada del partido Voluntad Popular a la presidencia de la Asamblea Nacional el 5 de enero en la persona del diputado Juan Guaidó, marcó el mayor encrespamiento político de los últimos tiempos.

IV. La juramentación presidencial de Maduro para el período constitucional 2019-2025, el 10 de enero ante el Tribunal Supremo de Justicia, aceleró el ritmo de la confrontación que tuvo su primer gran pico el 23 del mismo mes, con la autojuramentación de Guaidó como "presidente encargado de la República".

V. Esa conflictividad política marcó todo el período objeto de análisis, y seguramente continuará pesando sobre la maltratada población y la endeble economía venezolana, ahora bloqueada por el gobierno de Estados Unidos.

VI. El fallido intento golpista encabezado por Leopoldo López y Juan Guaidó, ambos líderes de Voluntad Popular, cerró abril siendo un punto de inflexión que parece beneficiar al acosado gobierno del PSUV, porque puso en fuga penal a la dirigencia opositora más radicalizada, a pesar del apoyo externo liderado por los gobiernos de EEUU y Colombia.

DESARROLLO.-

I. Para Venezuela, el primer cuatrimestre de 2019 ha sido de estancamiento político y hundimiento económico.
Revertir la recesión económica profundizada hasta el 31 de diciembre de 2018 con veinte trimestres consecutivos de caída del producto interno bruto (PIB), la pulverización del bolívar y un proceso hiperinflacionario atado a la escasez de divisas por el hundimiento de la producción petrolera y una incontrolada espiral especulativa sin precedentes en América Latina y el Caribe, propósito principalísimo del gobierno del presidente Nicolás Maduro, para el ejercicio 2019. Pero todo se descalabró, la política conflictiva acabó con toda posibilidad de desaceleración de la ola inflacionaria y de estabilización económica para alcanzar algún grado de inicio de recuperación del PIB.
 El poder adquisitivo del bolívar simplemente ha sido pulverizado, los sueldos y salarios de trabajadoras y trabajadores se han hecho agua, igual que las pensiones, jubilaciones y bonificaciones especiales otorgadas por el gobierno a las capas sociales vulnerables.
Es dramático constatar que el salario mínimo nacional mensual vigente hasta el 15.04.2019, de Bs. 18.000,00 equivalía a $ 3,46 mensuales, a razón de Bs. 5.200 x $ 1, según la tasa oficial DICOM. Ello equivale a $ 0,11 diarios, algo no solamente irrelevante sino indignante. Aumentado el salario mínimo mensual a Bs. 40.000,00 a partir del 16.04.2019, la nueva realidad salarial no es nada halagadora:  $ 7,69 de ingreso mensual, equivalente a $ 0,25 por día, calculado a la indicada tasa DICOM.
Esto coloca en el debate público venezolano, el tema salarial en primer plano político, social y económico: Asamblea Nacional Constituyente, Gobierno y Asamblea Nacional junto con empresarios y trabajadores deben urgentemente hacer un alto en la irracional conflictividad política para analizar, discutir y asumir una nueva política salarial que remunere con justicia y eficiencia el talento, la productividad y los niveles de responsabilidad de trabajadoras y trabajadores; y recupere sensiblemente la capacidad adquisitiva de pensiones, jubilaciones y bonificaciones especiales. Sin este paso clave, será imposible comenzar la recuperación de la economía ni atacar eficazmente la hiperinflación.
La áspera confrontación política, a todas luces irracional e irresponsable, opera comoacelerador del colapso económico y la depauperación social que sufre la sociedad venezolana, para asombro del mundo. Ni más ni menos, por lo que los principales factores en conflicto están obligados a recuperar un grado básico de racionalidad y responsabilidad política, en lo que también tienen sus cuotas de incidencia los factores económicos, sociales, académicos y comunicacionales: Venezuela no puede continuar siendo una especie de "tierra de nadie", donde el lucro fácil y la codicia espesan un ambiente ya enturbiado por la contienda política.
Las incongruencias, inconsistencias y corruptelas de las políticas gubernamentales han agujereado al aparato productivo venezolano (público, privado y asociativo de trabajadores y pobladores), tanto en el ámbito urbano como en el rural. Se trata de una verdadera desgracia nacional, cuya recuperación exigirá lustros de grandes y calificados esfuerzos transformadores hacia una nueva cultura de disciplina social, productividad y honestidad laboral, empresarial y estatal, dentro de un gran compromiso de reconstrucción integral de Venezuela.
Todo cuanto venía ocurriendo, con saldo tan negativo, ha sido agravado últimamente con el bloqueo financiero, económico, petrolero y comercial impuesto unilateralmente por el gobierno de EEUU contra Venezuela, más allá de las sanciones individualizadas contra altos funcionarios de los Poderes Públicos, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y organismos de seguridad y control de orden público. Este ha sido un nuevo factor con alta incidencia negativa en el lapso enero-abril 2019, que definitivamente no habla bien de los actores políticos de oposición que lo han procurado y hasta aplaudido, lo que no ha sido acompañado por la mayoría de la población, que comprende y siente las duras consecuencias.


II. Todos los indicadores son negativos, y no solo por culpa del gobierno del presidente Nicolás Maduro, cuyo desempeño económico viene casi en caída libre desde 2014, por lo que tiene la mayor responsabilidad.
La zozobra política que vivimos desde enero, eleva la incertidumbre nacional y opaca las expectativas que sobre Venezuela se pueden percibir desde el exterior, que incluye una sensación de caos total, más grave incluso que los severos trastornos reales que nos asfixian.
Lamentablemente, el gobierno venezolano no se ayuda, continúa con la política de opacidad en cuanto al desempeño de la gestión pública y especialmente en lo relativo a la actualización regular de la información estadística: ni el Banco Central de Venezuela (BCV) ni el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ofrecen cifras confiables o actualizadas. Los importantes despachos de Finanzas y Planificación llevan la batuta en esta perniciosa política oficial de ocultamiento y retraso permanente de la información estadística. Esto arruina la confianza nacional e internacional en cuanto a las expectativas de desenvolvimiento del país, y empobrece la percepción de la gestión misma del Estado venezolano.
Los graves y extendidos grados de corrupción pública y privada también afectan muy negativamente el desenvolvimiento de la sociedad venezolana actual, con altísima incidencia en el saqueo y malversación masiva de recursos públicos, fenómeno agravado desde 1999 hasta el presente, y que involucra a funcionarios civiles y militares asociados con privados (testaferros) para delinquir y exportar ingentes capitales sucios hacia el exterior, lo que ha contribuido a la descapitalización de nuestra economía.
Nadie puede desconocer hoy, el enorme peso de la delincuencia político-administrativa y sus redes de testaferros privados, en el desastre económico y social de Venezuela, a lo cual ha contribuido la corrupción y el abuso de poder que han caracterizado la gestión del Sistema de Justicia, que involucra competencias concurrentes de los poderes Ejecutivo, Ciudadano y Judicial, así como a los abogados en ejercicio profesional, sean litigantes o gestores intermediarios.


III. La llegada del partido Voluntad Popular a la presidencia de la Asamblea Nacional marcó el mayor encrespamiento político de los últimos tiempos.
Uno de los factores que más ha catalizado la crisis política en este lapso enero-abril, ha sido la llegada del partido Voluntad Popular (VP) a la presidencia de la AN en la persona del diputado Juan Guaidó, producto del pacto firmado en diciembre de 2015 por los principales partidos de la desaparecida Mesa de Unidad Democrática (MUD):
En 2016, correspondió al partido Acción Democrática (AD), con Henry Ramos; en 2017, tocó el turno al partido Primero Justicia (PJ), con Julio Borges; y en 2018, a Un Nuevo Tiempo (UNT), con Omar Barboza.
Aunque la MUD desapareció como alianza política, los mencionados partidos han mantenido el referido pacto, lo que determinó la integración de la actual mesa directiva de la AN, a partir del 5 de enero pasado:
Juan Guaidó (VP), presidente
EdgarZambrano (AD), primer vicepresidente
Stalín González (UNT), segundo vicepresidente
Durante las tres gestiones anteriores en la conducción de la AN, los respectivos presidentes inclinaron la balanza hacia los intereses de sus partidos, y esta vez no iba a ser diferente, conocidos como son los parámetros sectarios de los partidos políticos venezolanos, de todas las tendencias, en cuyas escalas los intereses nacionales están siempre detrás de los réditos políticos que aspiran cada una de esas organizaciones, y éstos por debajo de los intereses grupales y personales de sus dirigencias de turno.
Guaidó hizo lo propio: retomó el extremismo del partido liderado por Leopoldo López desde su casa por cárcel, donde cumplía condena penal por los hechos desencadenados en 2014, a partir del temprano intento de derrocar a Maduro con violencia en las calles, decenas de fallecidos, centenares de heridos y destrucción de bienes privados y públicos, política llamada "La Salida" por VP y los movimientos políticos liderados por María Corina Machado (Vente Venezuela) y Antonio Ledezma (Alianza Bravo Pueblo).
Lo nuevo con el protagonismo de Guaidó, ha sido la preeminencia absoluta y visible de las directrices del gobierno de Estados Unidos de América (EEUU)sobre la política interna de Venezuela, como nunca antes, muy al estilo Trump con sus principales colaboradores.
Esa política diseñada en Washington e implementada por el Comando Sur del Ejército de EEUU desde Miami, incluye el uso de la fuerza contra Venezuela, según pauta el conocido plan "Freedon Venezuela 2". Al respecto, el presidente Donald Trump ha dicho y reiterado que frente a Venezuela "se mantienen todas las opciones sobre la mesa", expresión repetida recurrentemente por varios de sus altos funcionarios. No cabe duda en cuanto a que una invasión militar liderada por EEUU con participación de tropas de Colombia y Brasil, pende como amenaza de última instancia contra el gobierno de Maduro y la soberanía e integridad territorial de Venezuela. Sería un holocausto, sobre lo cual volveremos en próximo informe confidencial.
Trump ha considerado al más alto nivel de su gobierno y del Pentágono esa eventualidad bélica desde noviembre de 2017, cuando preguntó a miembros de su gabinete por qué no se podía invadir Venezuela, de lo cual se supo en 2018 por filtraciones a la prensa estadounidense.
En ese delicado marco internacional, Guaidó sorprende el 23 de enero pasado con su autojuramentación como "presidente encargado de la República", en tan estrecha planificación con EEUU que ni sus compañeros parlamentarios de la AN lo sabían, pero sí Trump, quien a los minutos de ese acto ejecutado en la plaza Juan Pablo II, de Chacao, le anunció su reconocimiento. Inmediatamente, replicaron Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y los gobiernos del Grupo de Lima.
Esa agresiva política estadounidense es la principal fortaleza de las actuaciones de Guaidó, tal vez la única; pero a la vez es su debilidad principal, no la única.


IV. La juramentación presidencial de Maduro para el período constitucional 2019-2025, el 10 de enero ante el Tribunal Supremo de Justicia, aceleró el ritmo de la confrontación.
Electo por voto popular en los cuestionados comicios del 20 de mayo de 2018 -convocados por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) electa en 2017 con boicoteo opositor, y realizados por el Consejo Nacional Electoral (CNE)-, el presidente Nicolás Maduro Moros ha enfrentado desde entonces el desconocimiento opositor, tanto a la ANC como a su ejercicio presidencial para el período 2019-2025.
Según cifras oficiales del CNE, con el 53,93 % de abstención 46.07% de participación,estos fueron los resultados de la elección presidencial:
Candidatos
Votos
Porcentaje
  /
Electores
Inscritos
Abstención
Nicolás Maduro
6.248.864

67,84 %
  /
20.526.978
53,93 %
Henry Falcón
1.927.958

20,93 %
  /


Javier Bertucci
925.042
10,82 %
  /


Reinaldo Quijada
34.614
0,39 %
  /



Esa política de desconocimiento y hostigamiento al segundo ejercicio presidencial de Maduro, ha sido suscrita y luego comandada internacionalmente por el gobierno estadounidense del presidente Donald Trump y los gobiernos integrantes del "Grupo de Lima" junto con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, aunque sin mandato oficial de ese ente multilateral continental, del cual Venezuela dejó de formar parte a partir del pasado 27 de abril de 2019.
Si bien se conocía el veto internacional de EEUU al nuevo ejercicio presidencial de Maduro, lo sorpresivo fue la autojuramentación del diputado Juan Guaidó como "presidente encargado de la República", el 23 de enero de 2019, más sin haber sido investido por el plenario de la Asamblea Nacional, bajo dominio opositor, aunque sometido a un constante mandato de "desacato" por parte del Tribunal Supremo de Justicia que impone nulidad a todos los actos del Poder Legislativo.
La confrontación se desbocó y pasó a mayores el 23 de febrero, día decretado por Guaidó como de ingreso ("sí o sí") de la "ayuda humanitaria" solicitada por él a Estados Unidos y almacenada por la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos) en la ciudad de Cúcuta, departamento Norte de Santander, Colombia. En medio de una gran tensión internacional provocada por esta tentativa, el resultado fue negativo para sus promotores, obteniendo el gobierno de Maduro un triunfo político que comenzó a marcar un cambio de tendencia en los acontecimientos, hasta los hechos del 30.04.2019, cuando la soledad y la incertidumbre arroparon a los líderes de Voluntad Popular, Leopoldo López y Juan Guaidó, quienes encabezaron un golpe de Estado frustrado por el escasísimo apoyo militar y el tenue respaldo popular activo.


V. Esa conflictividad política marcó todo el período objeto de análisis, y seguramente continuará pesando sobre la maltratada población y la endeble economía venezolana, ahora bloqueada por el gobierno de Estados Unidos.
Aunque todos estos ataques acontecidos durante el lapso enero-abril 2019 no han  logrado el objetivo declarado de defenestrar al presidente Maduro, las consecuencias sobre la población han sido terribles por su enorme capacidad de empobrecimiento social y ruina económica, con dos picos descollantes:
1.- La interrupción del flujo eléctrico del Sistema Hidroeléctrico del Caroní "Simón Bolívar" -denunciado oficialmente por Venezuela como "saboteo" con padrinazgo del gobierno de EEUU; y calificado por factores de oposición como consecuencia de la falta de mantenimiento y la deficiente gerencia gubernamental-, el 07.03.2019, que dejó sin servicio de electricidad a casi todo el territorio venezolano por unos cinco días continuos.
2.- El conjunto creciente de medidas hostiles por parte del gobierno del presidente Trump contra Venezuela, en materia financiera, económica, petrolera y comercial, que ha agravado los problemas preexistentes con afectación severa y cierta de toda la población residente en territorio nacional, sin distingo de nacionalidades, ideologías, credos, posiciones políticas y niveles socioeconómicos.


VI. El fallido intento golpista encabezado por Leopoldo López y Juan Guaidó, ambos líderes de Voluntad Popular, cerró abril siendo un punto de inflexión que parece beneficiar al acosado gobierno del PSUV, porque puso en fuga penal a la dirigencia opositora más radicalizada, a pesar del apoyo externo liderado por los gobiernos de EEUU y Colombia.
Así, sufre de mil maneras la población empobrecida y maltratada, y se agravan todos los problemas económicos y sociales en Venezuela, según el patrón de la política hostil de EEUU que busca "acelerar el colapso" para provocar finalmente el derrocamiento del gobierno de Maduro, objetivo frustrado hasta la fecha.
El frustrado golpe del 30-A generó importantes consecuencias inmediatas:
1.- Siendo un punto de inflexión, colocó al gobierno de Maduro a la ofensiva, frente a una oposición política interna descalabrada, ya impotente y de nuevo sin liderazgo sólido. Fue una muy importante derrota para la dirigencia opositora de turno, a nuestro juicio.
2.- La debilidad de los factores involucrados en el golpe permitió al gobierno iniciar un plan de persecución penal, que ya tiene sus primeras bajas con el refugio diplomático (inicio de procesos de auto-exilio) de varios de ellos, especialmente Leopoldo López y su esposa (España) desde el mismo día del golpe político-militar frustrado.
3.- Como el alzamiento militar buscado no se produjo y tampoco fue atendido el llamado a masivas protestas popular contra el gobierno, aunque hubo inmediato respaldo exterior de EEUU, Colombia, Almagro (OEA), Marco Rubio y sus aliados, el apoyo internacional a Guaidó, como "presidente encargado de Venezuela", ha mermado o, en todo caso, su reciente ascendente intensidad se ha visto disminuida, comenzando por el claro giro del gobierno de España y la reactivación del trabajo del Grupo de Contacto de la Unión Europea (UE).
4.- La potencia agresiva del uso de la fuerza militar por parte del gobierno estadounidense también se ha visto afectada por el fracaso opositor del 30-A, no solo debido a las firmes negativas de los gobiernos del Grupo de Lima y de la UE a respaldar la opción de la invasión militar mediante el plan "Freedom Venezuela 2" del Comando Sur de EEUU, sino por los problemas internos de Trump en su propio territorio frente a la mayoría demócrata que ahora lo amenaza con un posible proceso de destitución por "obstrucción de la justicia" en el caso de la supuesta interferencia rusa en el proceso electoral presidencial de 2016. Como antecedente inmediato está también el fracaso del intento de ingreso de "ayuda humanitaria" desde Colombia, el 23 de febrero pasado.


CONCLUSIONES PROSPECTIVAS.-
a) La crisis venezolana no tendrá desenlaces definitivos inmediatos.
b) El gobierno del presidente Maduro se mantendrá a flote, pero en condiciones precarias. La inestabilidad será su sino.
c) La dirección política opositora actual deberá vadear dificultades para recuperar parte del prestigio perdido por las sucesivas derrotas sufridas en el lapso enero-abril 2019.
d) En medio del estancamiento de la crisis política, los planteamientos alternativos como el referendo consultivo para la relegitimación electoral de los Poderes Públicos, se irán posicionando como opciones válidas con apoyo internacional de factores no adscritos a los dos bandos en pugna (Gob-Op) y con la anuencia de esos gobiernos que todavía respaldan vivamente al gobierno de Maduro y al bando opositor liderado formalmente por Guaidó.
e) La crisis económica seguirá su curso durante todo el ejercicio 2019, dada la preeminencia de la crisis política interna con incidencia de potentes factores e intereses externos. Tal nivel de confrontación impide la implementación y el desarrollo de cualquier plan reconstrucción económica, en el corto plazo.
f) La inconformidad social creciente, gravemente catalizada por el empobrecimiento de la población víctima de la espiral inflacionaria-especulativa, seguramente presionará con mayores exigencias a los factores políticos en pugna para la búsqueda de opciones de entendimiento y racionalidad, lejos del esquema "suma cero" impuesto hasta ahora, visto que ni el gobierno puede derrotar a la oposición ni ésta está en capacidad de derrotar al primero.

RECOMENDACIONES.-
1.- Desechar difinitivamente la opción militar de invasión estadounidense ("Freedom Venezuela 2") como solución a la tragedia histórica que sufre la sociedad venezolana.
2.- Exigir la defensa de la paz, la soberanía y la integridad territorial de Venezuela, mediante un gran entendimiento de interés nacional para el logro inmediato de una ruta democrática con participación popular en la toma de decisiones estratégicas.
3.- Contribuir a la elevación de la producción nacional con mayor productividad, responsabilidad política y económica, y ecuanimidad en el tratamiento de los "cuellos de botella" en cada sector.
4.- Revertir la tendencia refractaria y destructiva de la corrupción y otras prácticas delictivas que han invadido vastos sectores de la vida venezolana.
5.- Estimular los cambios actitudinales necesarios para la revitalización y desintoxicación de la sociedad venezolana, hoy enervada por tendencias disolventes e improductivas. Responsabilidad, eficiencia y solidaridad serán soportes indispensables hacia las transformaciones requeridas.

QUO VADIS Consultoría Estratégica *
Mayo 2019

DIRECTOR: Manuel Isidro Molina
@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com



* Este informe confidencial circula entre abonados privados e institucionales, la primera semana de cada mes. Las evaluaciones, conclusiones prospectivas y recomendaciones se basan en análisis político de coyuntura con metodologías cualitativas y cuantitativas profesionales y no vinculadas a intereses partidistas o económicos. Está diseñado para satisfacer especialmente los requerimientos de información crítica de los actores políticos, económicos y sociales, las representaciones diplomáticas y multilaterales, así como centros públicos y privados de investigación y desarrollo de políticas públicas.


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