Viena, 26 de junio 2020 (Servicio de Información de las Naciones Unidas).–
Alrededor de 269 millones de personas usaron drogas en todo el mundo durante el 2018, lo cual supone un aumento de 30% con respecto al 2009, mientras que más de 35 millones de personas sufren trastornos por el uso de drogas, de acuerdo con el más reciente Informe Mundial sobre las Drogas, lanzado el día de hoy por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés). El Informe también analiza el impacto del COVID-19 en los mercados de drogas; si bien sus efectos aún no se conocen plenamente, las restricciones fronterizas y de otro tipo vinculadas con la pandemia ya han provocado escasez de drogas en las calles, lo cual ha dado lugar a un incremento en los precios y a una reducción de la pureza.
Alrededor de 269 millones de personas usaron drogas en todo el mundo durante el 2018, lo cual supone un aumento de 30% con respecto al 2009, mientras que más de 35 millones de personas sufren trastornos por el uso de drogas, de acuerdo con el más reciente Informe Mundial sobre las Drogas, lanzado el día de hoy por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés). El Informe también analiza el impacto del COVID-19 en los mercados de drogas; si bien sus efectos aún no se conocen plenamente, las restricciones fronterizas y de otro tipo vinculadas con la pandemia ya han provocado escasez de drogas en las calles, lo cual ha dado lugar a un incremento en los precios y a una reducción de la pureza.
El aumento en el desempleo y la disminución de oportunidades causadas por la pandemia pueden afectar de manera desproporcionada a las personas en mayor situación de pobreza, volviéndolas más vulnerables al consumo de drogas, así como al tráfico y cultivo para ganar dinero, señala el Informe.
“Los grupos marginados y en situación de vulnerabilidad, jóvenes, mujeres y personas en situación de pobreza pagan el precio por el problema global de las drogas. La crisis por el COVID-19 y la recesión económica amenazan con agravar aún más los efectos de las drogas en un momento en que nuestros sistemas sanitarios han sido llevados al límite y nuestras sociedades están luchando para hacer frente a esto”, afirmó la Directora Ejecutiva de la UNODC, la Señora Ghada Waly. “Necesitamos que todos los gobiernos muestren una mayor solidaridad y proporcionen apoyo, sobre todo a los países en desarrollo, para combatir el tráfico ilícito de drogas y ofrecer servicios basados en la evidencia para los trastornos causados por el uso de drogas y enfermedades relacionadas, de modo que podamos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promover la justicia y no dejar a nadie atrás”.
Debido al COVID-19, los traficantes se han visto obligados a encontrar nuevas rutas y métodos y es probable que las actividades de tráfico a través de la darknet y los envíos por correo aumenten, a pesar de la interrupción de la cadena de suministro postal a nivel internacional. La pandemia también ha ocasionado una escasez de opioides, lo cual a su vez puede dar lugar a que las personas recurran a sustancias más fácilmente disponibles como alcohol, benzodiacepinas o mezclas de drogas sintéticas. Es posible que surjan patrones de consumo más perjudiciales conforme algunos usuarios cambien a las drogas intravenosas o se inyecten con más frecuencia.
Al analizar los efectos adicionales de la actual pandemia, el Informe señala que, si los gobiernos reaccionan de la misma forma en que lo hicieron ante la crisis económica de 2008, cuando redujeron los presupuestos relacionados con las drogas, las intervenciones de prevención y tratamiento del consumo de drogas y otras conductas de riesgo relacionadas, así como el suministro de naxalona para el manejo y reversión de las sobredosis de opioides podrían verse muy afectados. Las operaciones de interceptación y la cooperación internacional también pueden pasar a ser menos prioritarias, lo cual facilitaría las operaciones para los traficantes.
Tendencias en el consumo de drogas
La cannabis fue la sustancia más utilizada en todo el mundo durante el 2018, con un estimado de 192 millones de personas consumidoras. Los opioides, sin embargo, siguen siendo las drogas más perjudiciales, ya que, durante la última década, el total de muertes relacionadas con su consumo aumentó un 71%, con un incremento del 92% entre las mujeres, en comparación con el 63% entre los hombres.
El consumo de drogas aumentó mucho más rápidamente entre los países en desarrollo durante el período 2000-2018 que en los países desarrollados. Las personas adolescentes y adultas jóvenes representan la mayor parte de quienes consumen drogas, mientras que las y los jóvenes son también los más vulnerables a los efectos de las drogas porque son quienes más consumen y sus cerebros están todavía en desarrollo.
Tendencias de la cannabis
Si bien sigue siendo difícil evaluar el impacto que han tenido las leyes que han legalizado la cannabis en algunas jurisdicciones, es de resaltar que su consumo ha aumentado en todos estos lugares tras la legalización. En algunas de estas jurisdicciones los productos de cannabis más potentes son también los más comunes en el mercado.
La cannabis sigue siendo la principal droga que pone en contacto a las personas con el sistema de justicia penal, pues es causa de más de la mitad de los delitos relacionados con drogas, de acuerdo con datos de 69 países que abarcan el período entre 2014 y 2018.
La disponibilidad de los opioides farmacéuticos para usos médicos varía en todo el mundo
El Informe también señala que los países de bajos ingresos siguen sufriendo una escasez crítica de opioides farmacéuticos para el tratamiento del dolor y los cuidados paliativos. Más del 90% de todos los opioides farmacéuticos disponibles para el consumo médico se encontraban en países de altos ingresos durante el 2018, los cuales abarcan alrededor del 10% de la población mundial, mientras que los países de bajos y medianos ingresos, que abarcan al 88% restante, consumen menos de 10% de los opioides farmacéuticos. El acceso a estas sustancias depende de múltiples factores, entre ellos la legislación, la cultura, los sistemas de salud y las prácticas de prescripción.
Las personas con desventajas socioeconómicas corren un mayor riesgo de sufrir trastornos por el uso de drogas
La pobreza, la educación limitada y la marginación social siguen siendo factores importantes que aumentan el riesgo de trastornos por el consumo de drogas, y los grupos marginados y en situación de vulnerabilidad también pueden enfrentar obstáculos para obtener servicios de tratamiento debido a la discriminación y el estigma.
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El Informe Mundial sobre las Drogas y otros contenidos relacionados están disponibles en: wdr.unodc.org
El Informe Mundial sobre las Drogas 2020 ofrece un panorama global de la oferta y la demanda de opiáceos, cocaína, cannabis, estimulantes de tipo anfetamínico y nuevas sustancias psicoactivas (NSP), así como de su impacto en la salud, tomando en cuenta los posibles efectos de la pandemia por el COVID-19. Destaca, mediante investigaciones perfeccionadas y datos más precisos, que las consecuencias adversas para la salud por el consumo de drogas están más extendidas de lo que se pensaba.
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