Producto de la organización, la constancia y la lucha cívica de los habitantes de La Candelaria Sur, en el corazón de Caracas, se produjo un verdadero triunfo vecinal frente al disparate de la alcaldesa del Municipio Bolivariano Libertador, Érika Farías, quien hace meses dispuso que unos 14 camiones recolectores de basura pertenecientes a SUPRA, tuvieran una especie de subestación en un terreno privado en zona residencial, que fue tomado arbitrariamente por miembros de los mal llamados "colectivos": la presión popular logró que los camiones malolientes y contaminantes fueron retirados del lugar.
Desde principios de este año, a la gerencia de SUPRA-CARACAS se le ocurrió la "brillante" idea de utilizar un terreno privado invadido por supuestos "colectivos" para instalar una subestación de camiones recolectores de basura, con autorización exopresa de la alcaldesa Érika Farías, violando toda la normativa constitucional, legal y reglamentaria, así como las propias disposiciones de urbanismo, conformidad de uso y salubridad vigentes también en las ordenanzas municipales, que está obligados a cumplir y hacer cumplir.
Los vecinos y vecinas reaccionaron indignados, pero supieron mantener la racionalidad y el respeto a las leyes e instituciones nacionales, regionales y municipales. Primero fueron a la Alcaldía de Caracas, donde los trataron con desdén; luego, al Gobierno del Distrito Capital, con igual suerte; a la Defensoría Pueblo, el colmo de la indiferencia; la Fiscalía General de la República, con muy poca eficacia en esta materia; el Ministerio de Ecosocialismo, ni eco ni socialismo; la "Asamblea Nacional de Guaidó", "la de Parra", y tampoco; la Asamblea Nacional Constituyente, ni pendiente; y hasta la Presidencia de la República, sin respuesta alguna.
Sin embargo, se fueron a los medios de comunicación social, insistieron los vecinos en sus denuncias, y aumentaron la presión: "hasta que Érika tuvo que sacar sus camiones maolientes".
Manuel Isidro Molina
manuelisidro21@gmail.com
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