martes, 31 de diciembre de 2013

IPS / Desarrollo latinoamericano se desangra en carreteras y autopistas

Vehículos y peatones mal conviven en la avenida Bolívar, 
una de las principales arterias de Caracas, en un escenario 
donde las reglas se siguen poco. 
Crédito: Raúl Límaco/IPS

CARACAS, 30 dic 2013 (IPS) - La familia de la venezolana Susana Suárez, una odontóloga de 35 años, aún no asimila  su muerte en un siniestro de tránsito en mayo. Ella y una amiga con la que regresaban de la playa son parte de las 130.000 víctimas mortales que deja en 2013 la inseguridad vial en América Latina.
“No estaba preparada para su muerte. Volvían hacia las ocho de la noche en su carro (automóvil), se le pinchó un caucho al entrar en un puente y cayeron al río Aroa, en una parte de aguas profundas y tumultuosas”, rememoró conmovida su hermana, Lilian Suárez.
No era la primera vez que caía un vehículo al río en ese puente, cercano a la localidad de Tucacas, en el occidental estado de Falcón. “Hasta una gandola (camión tráiler) se precipitó una vez”, en un área mal iluminada, mal señalizada y mal asfaltada, “con un puente con unas barandas muy débiles”, contó la hermana.
A las 130.000 víctimas “se suman seis millones de personas heridas, centenares de miles de ellas con discapacidad permanente”, detalló a IPS la especialista en transporte del Banco Mundial, Verónica Raffo.
América Latina registra 19,2 muertes por cada 100.000 habitantes por siniestros viales, “más de tres veces la tasa de algunos países europeos”, explicó, con base en el informe 2013 de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
África, con 24 muertes por cada 100.000 habitantes y Medio Oriente-Norte de África, con 21 muertes por cada 100.000 son las otras regiones que más se desangran por esta causa. En América del Sur la tasa sube a casi 21 muertes por 100.000 habitantes.
“Para los jóvenes entre 15 y 44 años de la región, los siniestros viales son la principal causa de muerte. Es una perdida importantísima porque el Estado invirtió mucho en su salud, educación y bienestar y los pierde en el momento de mayor productividad para la sociedad”, dijo Raffo desde la sede del Banco Mundial en Buenos Aires.
Bernardo Baranda, coordinador para América Latina del no gubernamental Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, en inglés) dijo a IPS desde Ciudad de México que la inseguridad vial “es un gran problema de salud pública”.
“Además de la tragedia familiar y afectiva, la gente más productiva muere”, subrayó el especialista. “No son accidentes, son hechos prevenibles”, afirmó.
Los países latinoamericanos suscribieron en marzo de 2010 la resolución de la Organización de las Naciones Unidas que proclamó el período 2011-2020 como la Década de la Seguridad Vial en el mundo.
Los gobiernos se comprometieron a estabilizar y reducir las muertes y lesiones graves, para llevarlas a la mitad de la proyección de mortalidad para 2020. El objeto es salvar unos cinco millones de vidas y ahorrar unos 5.000 millones de dólares de costos.
En América Latina, esa proyección era de 30 muertes por 100.000 habitantes, debido al incremento de la motorización y la mayor inseguridad vial, y el compromiso llegar a 15 muertes por 100.000.
“Pero en muchos países la siniestralidad vial prosigue en incremento y son pocos los que lograron estabilizar y comenzar a reducir las víctimas”, precisó Raffo.
Argentina, Chile y Uruguay han obtenido buenos resultados, gracias a “un fuerte liderazgo político y a cambios institucionales para mejorar la gestión”, sostuvo.
Para abatir los siniestros de tránsito se necesitan cinco pilares, dijo.
El primero es “mejorar las instituciones”. En la mayoría de los países las responsabilidades están muy repartidas y faltan instituciones adecuadas, aseguró Raffo.
Argentina es un modelo a seguir. En 2008 creó una Agencia Nacional de Seguridad Vial, con un observatorio que monitorea políticas, campañas, estrategias y resultados, lo que ha llevado a mejoras sustanciales.
Colombia cerró 2013 con la aprobación de una agencia de alcances similares, en un país donde los siniestros de tránsito representan en los últimos años la segunda causa de muerte violenta, según el Banco Mundial.
De acuerdo a esta institución y a otras de alcance regional, los países donde los siniestros aumentaron desde 2011 son Bolivia, Ecuador, República Dominicana y Venezuela.
En los dos últimos el incremento trepó hasta 40 por ciento, en buena parte por los siniestros de conductores de motos, un vehículo en peligrosa expansión incluso para uso familiar.
Los peatones, los ciclistas y los motociclistas son los usuarios más afectados de la vialidad, ya que aportan 70 por ciento de las víctimas de siniestros urbanos.
“Trabajar en seguridad vial es trabajar en equidad, porque la inseguridad afecta de manera principal a los usuarios más vulnerables, que son también los sectores más vulnerables de la sociedad”, dijo Raffo.
“El segundo pilar es la infraestructura segura, carreteras y movilidad urbana segura, el tercero es el de vehículos y conductores seguros, el cuarto es el de políticas de educación y concientización, y finalmente un tema clave: la respuesta posterior a los siniestros, de la que dependen muchas vidas”, enumeró.
“Esos cinco pilares engloban el enfoque del sistema seguro, que se acompaña con el concepto de responsabilidad compartida”, añadió Raffo. “El Estado lidera y coordina, los conductores atienden las reglas, las automotoras y aseguradoras priorizan la seguridad y la sociedad civil trabaja para provocar cambios de conducta”, detalló.
“Se necesita una estrategia multisectorial, con metas muy claras. Ha faltado ser más contundentes en las acciones”, planteó Baranda, para quien “hay que contar con datos confiables, reducir la velocidad, combatir el manejo bajo la influencia del alcohol, fortificar la aplicación de la ley y prevenir con educación”.
Una buena noticia fue la creación del Observatorio Iberoamericano de Seguridad Vial, que Raffo y otros expertos consideran fundamental para que la región tenga monitoreo, gestión de datos, de indicadores y de políticas, y una plataforma de intercambio de experiencias exitosas.
Aunque los tres primeros años de la década no sean para el optimismo, las evidencias muestran que hay países que revirtieron tasas altísimas, dijo Raffo.
“Se debe dejar el fatalismo de que crecimos económicamente, la motorización aumentó por ello, y en consecuencia hay más muertos. No tiene que ser así, se puede cambiar, el caso de Argentina y de otros lo muestra”, dijo.
Además, los países en desarrollo “pierden entre uno y tres por ciento del producto interno bruto, en algunos casos hasta cuatro y cinco por ciento, es un costo altísimo”, explicó.
Cifras de la OMS establecen que 90 por ciento de las muertes por siniestros viales ocurren en el Sur en desarrollo, que tiene solo 50 por ciento de los vehículos del mundo.
Con aporte de Emilio Godoy (Ciudad de México).

IGOR SÁDABA / No debemos ser neutros frente a retos y opciones de la tecnología

OLGA ABASOLO
FUHEM Ecosocial (http://www.fuhem.es)



La tecnología, como actividad humana históricamente vinculada a la satisfacción de necesidades (tanto individuales como sociales), tiene un doble impacto. Por un lado, el desarrollo tecnológico va inexorablemente acompañado de la transformación del entorno natural del cual el ser humano extrae los recursos para alcanzarlo y, por otro, en su interacción con la vida social, la tecnología influye en nuestra concepción del mundo, en las prácticas sociales y en nuestra forma de relacionarnos. 

En esta entrevista indagaremos sobre las características de este doble impacto del fenómeno tecnológico en el momento actual, que hoy va unido a un amplio consumo de artefactos tecnológicos para diferentes usos. Pero, además, el hecho tecnológico ha ido acompañado de algunos mitos, como el de su incuestionable eficiencia y eficacia, o el que lo eleva a una dimensión desvinculada de lo político o lo social, como factor neutral, independiente y autónomo inductor del cambio social. 


Hay posturas tecno-optimistas pero también las hay tecno-catastrofistas ¿Estamos ante una dimensión más de la fiesta del capitalismo que oculta conflictos? ¿Qué conflictos? Igor Sádaba reflexiona en esta entrevista sobre estas y otras cuestiones.





Olga Abasolo (OA): En primer lugar, nos gustaría que esbozaras una caracterización de la relación entre tecnología y sociedad. ¿La tecnología como motor de cambio social (determinismo tecnológico), o son los factores sociales, culturales o políticos los que influyen en el cambio tecnológico? 

Igor Sádaba (IS): Bueno, la pregunta es suficientemente compleja como para dar una respuesta breve y sencilla… creo que todavía seguimos lidiando con la relación entre cambio tecnológico y cambio social e intuyo que lo haremos durante décadas o siglos… el problema es que la tecnología, y cada vez más intensamente, se ha convertido en una matriz mitológica moderna, en una fuente inagotable de imágenes e iconos deslumbrantes, viñetas que se suceden con vértigo… La secularización ha consistido, entre otras cosas, en cambiar sacerdotes por gurús de la red y tótems mágicos por dispositivos táctiles con wifi… Lo curioso es que tanto detractores como propulsores, apocalípticos e integrados, ven la tecnología como una fuerza de la naturaleza que se nos impone o que nos libera sin reparar en las condiciones sociales de producción, apropiación o uso de la misma… Se ha impuesto un modelo de socialización tecnológica tan acelerado que difumina en exceso las dimensiones sociales e históricas en las que se encuadra. Ya lo decía David Noble (La religión de la tecnología, Paidós) que la redención y la salvación en el capitalismo global pasan por algún tipo de fórmula tecnológica. Piensa que hasta el Vaticano tiene cuenta en Twitter. Quizás sea por lo llamativo, incomprensible o el resplandor de sus fuegos artificiales, pero está claro que ejerce fascinación hasta rayar en un determinismo o fetichismo peligroso. Si se piensa un poco, puede comprobarse cómo el desarrollo tecnológico en Occidente presenta siempre caracteres con raíces religiosas en términos de rescate o infierno, edén o castigo. Pero todo esto no lo digo como una crítica ácida o atropellada al avance tecnológico; me declaro un usuario más de la misma, los problemas surgen cuando nos creemos dioses con ella en las manos. 

     De hecho, durante mucho tiempo, hasta aproximadamente mediados o finales del siglo anterior, los sistemas tecnológicos no se pensaron ni representaron en términos sociales o políticos, sino más bien naturales, neutrales, objetivos, ingenieriles y científicos, etc. Como eran ciencia aplicada revelada por expertos de bata blanca no entraban dentro de los debates sociopolíticos. No ha existido una reflexión verdaderamente social y política del tecnos hasta muy tarde si se echa la vista atrás. Por ejemplo, el primer congreso sobre sociología de la tecnología tuvo lugar en Holanda en 1984. Salvo contadísimas excepciones, dominaron hasta esas fechas miradas o muy abstractas (pensar en Heidegger) o muy deterministas (el slogan de la Exposición Universal de Chicago de 1933 era paradigmático: “La ciencia descubre, la industria aplica, el hombre se adapta”). Pero los residuos y posos de ese modelo siguen estando muy presentes hoy en día. 

Creo que nos queda mucha labor de desnaturalización, desmitologización, historización y comprensión social y política del hecho tecnológico. Seguimos anclados en una nube de esperanzas y miedos. Especialmente en un mundo construido, cada vez más, a base de cables y chips que destellan. Y un mundo donde cada vez más la tecnología es política y la política es tecnológica. Fíjate que el determinismo funciona en las dos direcciones, tanto para fóbicos como para eufóricos. Hoy casi solo observamos reacciones temerosas o castillos en el aire cibernéticos. Los discursos actuales, incluso en los círculos de la izquierda, han abrazado ese determinismo tecnológico de manera bastante generalizada. Es llamativo lo poco que hemos avanzado desde la frase de “socialismo = electrificación + poder de los soviets” de Lenin hasta ahora. Como si el nuevo socialismo fuera ahora “Derechos sociales + Twitter” o algo parecido. 

Los discursos contemporáneos no dejan de ser elaboraciones muy poco empíricas sobre lo que realmente la tecnología supone en nuestro mundo. Salvo contadas excepciones, asistimos a un desfile de ensayismo abstracto y modismos intelectuales que refuerzan esa celebración fetichista. 

Me gustaría saber más sobre lo que está pasando que sobre lo que podría llegar a pasar. Por ejemplo, ¿hasta qué punto internet ha democratizado la difusión de la información? El efecto del 15-M pareciera apuntar en esa dirección. Pero, ¿ha significado eso que se están reduciendo desigualdades sociales, educativas o culturales desde la aparición de internet? Ya no lo parece tanto, y según los datos del INE y del CIS, la televisión sigue siendo la primera fuente de información política en España (90% población la ve diariamente frente al 61% que se conecta todos los días a internet. 

OA: En tus libros y artículos has abordado un enfoque crítico del concepto de innovación que históricamente ha ido asociado al fenómeno tecnológico ¿Podrías esbozar sus ideas fuerza?

IS: La idea de innovación en sí, como introducción de novedades técnicas no es realmente problemática. Lo problemático es la forma en la que históricamente esas novedades técnicas se han ido considerando como tales y asociando o emparentando al mundo económico y empresarial, hasta el punto de solo considerar innovadora la tecnología mercantilizada, productiva, beneficiosa, monetarizable, etc. De hecho, la innovación como tal no existe. Como dice Godin, se ha construido discursivamente mediante ciertas retóricas situadas. Hubo que inventar los inventos nuevos. Por ejemplo, se empieza a hablar de innovación con los primeros mercaderes renacentistas o comerciantes con secretos industriales. Y los proyectos técnicos que triunfaban no lo eran necesariamente por su eficiencia o valor social, sino por su encaje en las dinámicas económicas del momento. Luego es Schumpeter el que asocia innovación con los motores del capitalismo. Pero el término estuvo dormido, latente o en stand-by durante varias décadas. Y de repente, en apenas veinte años, la innovación se ha convertido en un cliché salvador y omnipresente. Y ha saltado de ser tópico recurrente en la literatura empresarial y económica a palabra de uso común. 

     Por otra parte, si observamos genealógicamente el discurso innovador, percibimos que de una innovación descriptiva (dar cuenta de los ciclos tecnológicos), que era la versión clásica, hemos pasado en plena globalización neoliberal a una innovación prescriptiva o normativa. Se nos impele o fuerza a innovar, a ser innovadores. Dicho humorísticamente, el paso del fordismo al postfordismo se ve en el anuncio de Calvin Klein de hace unos años: «Don’t imitate, innovate». Y ese tipo de mantras, tan propagados y coreados masivamente, nos debería hacer sospechar. Ya no hay escapatoria a la innovación; vivimos una auténtica “sociedad de la innovación” (y no de la información). El metro de Madrid está lleno de carteles con esa palabra: las cremas antienvejecimiento o anticelulíticas, los tratamientos anti-calvicie, el pienso compuesto o un soufflé deconstruido al nitrógeno son fruto de la innovación. Empresas y ciudadanos son marcados, encumbrados o estigmatizados según su grado de innovación. Innovas, luego existes. Como si eso fuera un bálsamo o receta milagrosa, como si emprendedores e innovadores movieran el mundo y cualquier retraso en nuestra pulsión innovadora supusiera la muerte en vida (Innovate or die era el título de un best seller americano de J. Matson, 1996). La innovación se ha convertido en un bien a priori, un progreso incuestionado. 

No sé, deberíamos recelar de memes o lemas tan mundializados y consensuados y desanudar esos mandatos. El propio The Economist reconocía hace algunos años que la innovación se había convertido en la nueva «religión postindustrial». El turbocapitalismo nos ha vendido fórmulas mágicas para ser individuos libres, globalizados y una de ellas es la supuesta necesidad imperiosa de innovar en cualquier momento o lugar sin pararnos a pensar. Sin embargo, a veces, lo más potente o necesario socialmente puede ser un pozo de agua potable o un botijo, pero resulta poco innovador. 

En mi caso, la crítica a la idea de innovación tiene que ver no tanto con su existencia como con su retórica política, la fascinación optimista de los catecismos de gestión empresarial. Todos los programas electorales, da igual el color político, repiquetean con esa palabra comodín, que no deja de ser una forma en la que algunos economistas piensan el cambio tecnológico. El mandato innovador es una narración que se expande a toda la población como medicina individual frente a los desmanes de un capitalismo hipertecnificado. 

La innovación es uno de los metadiscursos favoritos de la economía global, un cuento de fe en que un modelo tecnológico lineal e imparable proveerá todas las salidas mediante una sucesión acelerada de cachivaches. Creo que hoy en día la Innovación dice poco del mundo en que vivimos y dice mucho de las personas, organismos o instituciones que la proclaman y cacarean a los cuatro vientos. Deberíamos pensar los ciclos tecnológicos y las novedades en otros términos mucho más socioculturales y políticos.

OA: Ante la proliferación de artefactos tecnológicos hoy surge reiteradamente la pregunta de si son satisfactores de necesidades o si más bien les atribuimos un valor simbólico a su utilidad, propio de nuestra actual sociedad de consumo. ¿Qué representaciones sociales, símbolos, discursos e imágenes van asociados a su consumo hoy? ¿Ha influida en ellos en algo la actual crisis sistémica?

IS: A día de hoy es prácticamente imposible desgajar o desagregar la dimensión de valor de uso de la tecnología de su simbología. De hecho, poco se ha estudiado sobre la evolución reciente que la tecnología en términos de imaginarios está teniendo en nuestras vidas y sus funciones sociales. Siempre se ha insistido más en sus utilidades manifiestas, en las consecuencias materiales y poco en sus maneras de incorporarse a la vida cotidiana en términos de símbolos y significados. 

El consumo de nuevas tecnologías se ha convertido en una de las prácticas sociales por excelencia debido a su crecimiento, masividad y ubicuidad. Solo en 2012 en España la venta de tablets e-readers subió un 30% y es el país europeo con mayor penetración de smartphones, leía el otro día. Sin embargo, es un consumo que vehicula toda una serie de representaciones e ideologías contemporáneas hasta la fecha no analizadas en profundidad. Al menos yo sí noto esa carencia. Y el campo simbólico de la tecnología se ha ampliado a confines muy diversos.
     Por ejemplo, la manera en la que la publicidad comenzó a introducir en nuestras vidas el ordenador inicialmente tenía mucho más que ver con la televisión que con otra cosa. Al principio, el PC era un electrodoméstico más que reunía a la familia en torno a él. Basta ver los anuncios de los años ochenta (Atari, Amstrad, Spectrum, etc.). Todo ello espolvoreado con el valor añadido para el hombre de negocios, padre de familia triunfante en la empresa gracias a su computadora o de la abnegada esposa que preparaba el menú familiar gracias a su IBM. Es decir, inicialmente las nuevas tecnologías respetaban y reforzaban los roles de género ultra-tradicionales. Durante esos primeros tiempos, la tecnología fue un objeto de consumo casero y electrodoméstico hogareño que cumplía funciones relativamente diferenciales para cada miembro familiar y poco más.

     Pero luego, en los años 1990-2000 han entrado en juego los jóvenes como consumidores de tecnología (“nativos digitales” dice Prensky) y otros sectores sociales y otras formas de “vender” tecnologías bastante interesantes. Ahí empiezan a asociarse los ordenadores a la estética, a la movilidad, el hedonismo, a la trasgresión o al hiperrealismo. Es la época en la que las tecnologías digitales empiezan a mostrarse como bienes de distinción (no es lo mismo tener un Mac que no tenerlo), a estetizarse (aquí los teléfonos móviles tienen mucho que ver) y a colocarnos en un lugar de nuevas experiencias individuales. Es la fase del culto a la marca (brand-cult) y cuestiones similares.

     Actualmente, y en relación al momento histórico, ha despuntado mucho lo que Luis Enrique Alonso y Fernando Conde llaman «consumo fático», el consumo de relaciones sociales. Consumo en una época de desaparición de los soportes comunitarios y debilitamiento de los espacios públicos. Ahí la tecnología lo que nos vende son vínculos sociales, relaciones, comunidades, amistad, conexión, socialización, etc. La tecnología sería la ortopedia para las mutilaciones neoliberales. Esta asociación entre las nuevas tecnologías y los puentes sociales está muy presente en la publicidad. Unos ejemplos bastan: Telefónica: «Ahora más que nunca, la gente necesita sentirse cerca de la gente»; Movistar: «La amistad al poder»; The Phone House: «¿Conectamos?»; Nokia: «Connecting People» y Movistar, de nuevo: «Compartida, la vida es más». 

Esta aparente sobresocialización, esta disponibilidad constante hacia el otro, esta presencia virtualmente inquebrantable realmente sombrea una cierta carencia socializadora. Privaciones producidas por los entornos laborales y los espacios profesionales que resultan cada vez son más hostiles (o inexistentes). Somos muchedumbres solitarias, pero hiperconectadas; la tecnología nos hace tolerable ese aislamiento afectivo. Ahora las tecnologías digitales se piensan mucho más en términos de retorno a la comunidad que en términos de eficacia, productividad u otras imágenes más clásicas. El universo 2.0 sería una reacción defensiva ante el desmoronamiento de las bases estables del fordismo. Según estos autores, por tanto, a través del consumo actual de tecnologías digitales se compran y se venden vínculos sociales, relaciones y conexiones, comunidades y puentes, tejido social, etc.

     Finalmente, la crisis y los movimientos 15-M han quedado también representados en lo tecnológico, algo que puede observarse igualmente en algunos anuncios paradigmáticos (Orange: «Queréis cambiar las cosas» o Movistar con sus anuncios de asambleas). Estamos ante la noción de tecnologías afectivas y tecnologías políticas, de superación de la crisis, de revolución, de empoderamiento ciudadano, etc. Podríamos denominar a esta fase la de la crisis o la indignación tecnológica. 

A diferencia del momento fático, que lo incluye, por supuesto, se suman en este caso, el momento desafección y movilización (la tecnología como necesaria para cambiar el mundo) y el momento crisis (la tecnología como medio para superar la precarización creciente, como herramienta de supervivencia en la jungla global del paro y la miseria).

OA: ¿Y dónde queda el vínculo social? O, más bien, ¿qué concepción del mismo encierra ese ciberfetichismo al que alude César Rendueles? ¿Qué relación tendrían, en tu opinión, las nuevas formas de sociabilidad en red con el cambio social?

IS: Vivimos en un mundo donde la naturaleza del vínculo ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Creo que César se refiere a la manera en la que el capitalismo está redibujando muchas de las relaciones sociales contemporáneas y la fragilidad de los vínculos que se establecen. 

No creo que esto deba verse como un lamento moral o una visión trágica, sino como un realismo consciente de que los nuevos modos de sociabilidad virtual tienen sus virtudes y sus vicios, sus pros y sus contras y debemos ser conscientes de todo ello. Desde el punto de vista social o político la grupalidad digital (redes sociales, por ejemplo) genera enormes oportunidades, pero está lastrada por serias limitaciones. Insisto en que no planteo una crítica frontal y que me declaro usuario de las mismas; solo pido una evaluación empírica sobre límites y potencialidades de estas redes.

     A día de hoy podemos decir que las formas de sociabilidad en red están en relación con nuevas formas de acción colectiva y de intervención política. Yo no diría ni mejores ni peores, diría diferentes y, seguramente, aún por descubrir tanto en toda su profundidad como en todas sus consecuencias. Pienso que somos todavía early adopters de las mismas, estamos en periodo de experimentación; por eso comparto el diagnóstico de que no deberíamos dejarnos llevar por triunfalismos ni descorchar champanes. 

La tecnopolítica, en algunas de sus formulaciones, no deja de ser un conjunto de metáforas que corren el peligro de idealizar situaciones complejas. Creo que el ciberfetichismo de Rendueles va un poco por esa senda. Las metáforas tienen mucha capacidad poética, pero poca empírica. Momentos como el nuestro dan pie a ciertas imposturas intelectuales. Me recuerda a una frase de Woody Allen en Annie Hall: «los intelectuales es que pueden ser absolutamente brillantes sin tener ni idea de la realidad». Su libro es un ajuste de cuentas y una llamada de atención necesaria para que la izquierda se sosiegue y amplíe sus miras, quiero leerlo así.

     Para mí César alerta contra esos excesos, contra esa visión eufórica y entusiasmada del ciclo tecnológico. Hay una tendencia, entendible hasta cierto punto, a celebrar toda nueva versión, app, sistema operativo o twit como un cierto avance positivo, como si hubiera una evolución lineal e irrefrenable hacia escenarios más proclives al cambio social. Esta fascinación por el papel de la técnica en la acción colectiva ha solido quedarse en teorizaciones apocalípticas (rupturas y cortes históricos, cambios de paradigma) o en la mera descripción densa de ejemplos únicos (13-M, antiglobalización, hackers, redes sociales,smart mobs, etc.). 

En estos momentos de apatía política y desafección, internet ha servido para redescubrir la política. La capacidad de movilización social inmediata, anónima y descentralizada ha aumentado a pasos agigantados. Pero simultáneamente las estructuras duraderas o la continuidad de esa vida política también se ha fragilizado y hace descansar su arquitectura en usos cada vez más tecnificados. Y se introducen otras fragmentaciones, segmentaciones o jerarquías. Por ejemplo, las diferentes destrezas tecnológicas producen desigualdades dentro de la acción política. Asimismo, favorece un nuevo modelo de individualismo en red o individualismo tecnológico que pienso está por estudiar. Son nuevos modos de expresarse y estar conectado sin estar presente, nuevas maneras de generar identidad e identidad colectiva pero a través de pantallas y distancias. No lo considero necesariamente negativo, pero sí distinto. 

     Igualmente, la vida política tiene su correlato también no solo en la militancia o en la acción movilizadora, sino en la vida cotidiana. Y la precarización generalizada no se consigue detener solo mediante tablets blogs. Hay una tendencia a pensar que lo político solo se expresa en la acción pública y sus símbolos, y dejar fuera relaciones privadas y del día a día (por ejemplo, la crianza y los cuidados que menciona Rendueles al final). La política no es solo una manifestación, una marea en defensa de lo público o parar un desahucio. Tiene también mucho que ver con biberones y fogones, especialmente a ciertas edades.

OA: ¿Ni tecno-optimismo ni tecno-catastrofismo…? ¿La tecnología, con su potencial mediador, podría contribuir a un proyecto de sociedad más justa? Y, de ser así, ¿qué transformaciones serían necesarias para orientar el desarrollo tecnológico hacia el auténtico beneficio social, con criterios verdaderamente ambientales y de equidad? 

IS: Creo que ahí estamos pinchando en hueso y quizás esa sea una de nuestras asignaturas más pendientes: pensar los usos potenciales de tecnologías transformadoras. Algo que exceda un tecno-optimismo facilón y posmoderno pero que no se quede anclado en un primitivismo inoperante. Los regresos al estado de naturaleza me parece que no son viables actualmente, era un viaje sin vuelta. Pero tampoco celebrar la digitalización como una mejora constante de las, por usar un vocabulario antiguo, condiciones objetivas. Estamos en medio de un huracán y hay que salir vivos de la mejor forma posible.

     Fíjate que la izquierda ha tenido una relación tremendamente ambivalente con el campo tecnológico y ha oscilado como un péndulo caótico entre una tecnofobia rampante y una ingenuismo tecno-utópico. Es sintomático que arrastremos estos temas tanto tiempo. Supongo que siempre hay que tener una cierta vigilancia crítica con ambos extremos. Lo interesante es que hace tres décadas casi toda la izquierda −recuerdo leer a N. Chomsky y S. Turkle− se oponía firmemente a lo que parecía ser el paraíso cibernético de empresas y los panópticos vigilantes. El rechazo era frontal e internet encarnaba los demonios de un sistema absolutista. Además, se criticaba la red porque parecía sacada de los laboratorios de la guerra fría. Era casi un arma nuclear al servicio del imperialismo yanqui. 

Ahora en cambio si no eres un emprendedor innovador que twitteas hasta tus caries no eres políticamente correcto. Si no participas en ciertos grupos de Facebook o eres solidario mediante crowdfunding estás fuera de los círculos de la nueva corrección política. Si no compartes contenidos o usas determinadas licencias quedas excluido de ciertos movimientos. Hemos incorporado en muy poco tiempo las virtudes digitales como una forma de buen ciudadano. La ética de la izquierda se ha tecnificado. No digo que todos esos ejemplos no estén bien, pero se han incorporado con cierto dogmatismo, me temo. Nos falta cintura política.

Entre medias debería haber muchos grises que podría incluir desde ciertas posturas escépticas −el ludismo industrial creo que acertaba en algunas de sus posiciones− hasta una sabia reapropiación de lo técnico en términos sociopolíticos, pero de una manera reflexiva, consciente y no mitificada. No deberíamos idealizar algunos eventos o casos que han sido tremendamente exitosos: Linux, Wikipedia o el 15-M. Son maravillosos ejemplos de usos políticos de la tecnología pero tienen un rango de aplicación y generalización concreta. Y pueden no funcionar siempre ni ser perfectos en todas sus manifestaciones. 

Como dice precisamente César Rendueles, la cuestión no es si la tecnología es neutra o no, los que no somos neutros somos nosotros y nosotras. Así que las transformaciones necesarias para su buena aplicación no dejan de ser las viejas transformaciones políticas, siempre y cada vez más necesarias.

     En cualquier caso, me encanta una frase de Geert Lovink que repito mucho, que dice: «La tecnología no es algo inevitable, sino algo diseñado, que se puede criticar, cambiar, socavar, transformar y, de vez en cuando, ignorar para subvertir sus tendencias limitadoras y totalitarias, ya estén provocadas por los Estados o por los mercados».

http://www.fuhem.es/ecosocial/noticias.aspx?v=9470&n=0

domingo, 29 de diciembre de 2013

PASANDO LA HOJA / Policías malandros

MANUEL ISIDRO MOLINA
Policías extorsionadores del CICPC-Valencia deben ser investigados, destituidos y enjuiciados por sus crímenes. Transcribo las partes más importantes de la denuncia confidencial que me envío una familia victima de esa peligrosa banda:
ENERO DEL 2013. Un día jueves, a finales del mes, 10:20 am., una comisión de siete (7) funcionarios pertenecientes al Eje Brigada de Vehículos, adscrita a la Sub Delegación del CICPC, Plaza de Toros de Valencia, solicitan en una vivienda ubicada en el municipio Los Guayos, al propietario de un vehículo sedan el cual se encontraba para ese momento dentro de un garaje cercano. Una vez contactado el propietario en su casa, los funcionarios le informaron que estaba detenido y que se llevarían el vehículo porque estaba denunciado en estado de abandono. El propietario les comunicó a los funcionario que cómo estaba su vehículo en “estado de abandono” si se encontraba en el garaje de una tía de la esposa, y que él tenía sus papeles en regla, a lo cual le respondieron: “Eso lo conversaremos en la delegación”, y se lo llevaron detenido a él y a su vehículo, previa revisión exhaustiva del carro.
      
Pasadas dos (2) horas, el padre del detenido se presenta en el CICPC Plaza de Toros, y solicita información sobre su hijo; es atendido por un funcionario y le dice que debe esperar a que el vehículo y el detenido sean pasados por el sistema y posteriormente le informarán. Pasadas ya casi cuatro (4) horas de su detección, el padre insiste y sale un funcionario que se identifica como el inspector encargado de la brigada y le dice al padre: “El vehículo salió sin novedad del sistema, pero le fue hallado un envoltorio de droga en la guantera”. El padre le responde: “El carro fue registrado antes de traerlo, fue revisado hasta dentro del motor, ¿y usted viene a decirme que después de 4 horas, encontraron droga en la guantera?” El Inspector le respondió: “Pero tranquilo, mi don, eso tiene solución, usted consigue en menos de dos (2) horas, 100.000 bolívares y se lleva a su muchacho y su carro”. El padre le responde: “¿De donde cree usted que en 2 horas, voy a sacar 100.000 bolívares?” Y respondió el Inspector: “Vaya y resuelva”.
En menos del tiempo previsto, el padre, con suerte, pudo encontrar 50.000 bolívares con el empeño del vehículo de su hijo, y el funcionario lo aceptó sin más inconvenientes, siendo liberados inmediatamente por instrucciones y de manos del Inspector, el detenido y su vehículo. De esta manera termina este primer capítulo con funcionarios del CICPC corruptos, con licencia para extorsionar y delinquir.
JULIO DEL 2013. Un día viernes, a finales del mes de Julio, aproximadamente a las 08:15 am., una supuesta comisión de cuatro (4) funcionarios (de la misma brigada que participó la primera vez), se presenta nuevamente en la vivienda ubicada en el municipio Los Guayos, y al observar que la vivienda aun se encontraba cerrada (algunos dormían y otros recién se levantaban), los funcionarios saltaron la pared de bloques que colinda con una vivienda, en la que había personas observando, y sin importarles ingresaron al interior de la residencia, comenzaron a golpear puertas y ventanas; al ver a la esposa de Daniel, una funcionaria de manera alterada y grosera le dice: “Maldita, abre la puerta o te matamos los perros” (de raza); la esposa de Daniel, presa de nervios no sabía lo que sucedía y se quedó paralizada; la funcionaria continuaba ofendiéndola y logró introducir su pistola y le apuntó a la cara y finalmente Daniel abrió y los funcionarios entraron inmediatamente a la casa.
      
Los funcionarios cerraron las puertas y ventanas, y los sentaron a todos en la sala de la vivienda; Daniel, Daniela, Danilo (estudiante y primo de Daniel, que llegó un día antes, para pasar el fin de semana) y los 2 hijos menores de los esposos Daniel y Daniela. Todos angustiados, se encontraban bajo el terror y furia de los funcionarios (3 hombres y 1 mujer), siendo vejados, maltratados físicamente a través de almohadas y cojines; y delante de sus hijos, eran apuntados con pistolas en las sienes, y demandaban la cantidad de 100.000 bolívares en efectivo, para ellos retirarse de la vivienda.
Cuando Daniel les dice: ”Yo no tengo dinero, menos esa cantidad”, un funcionario saca de un koala personal un paquete de color blanco con cinta adhesiva y le dice a la cara a Daniel, que si no buscan el dinero sembrarían la droga e irían presos, y Daniel le pondió: “Me irán a llevar preso, pero yo no tengo ese dinero, yo ya pague la primera vez y solo trabajo, no gano eso”.
La funcionaria junto con otro funcionario de piel moreno, al cual llamó “Tony”, procedió a registrar toda la casa y se apropiaron indebidamente de cuatro (4) celulares propiedad de la familia, y de prendas, perfumes, cremas y relojes que Daniela vende por encargo, como oficio.
Pasadas casi 4 horas de secuestro de toda su familia a puertas cerradas en el interior de su vivienda, Daniel y Danilo son esposados, los sacan y le decían a ambos que iban detenidos por micro tráfico de estupefacientes. Al salir, ya estaban afuera de la residencia los vecinos, que desde el primer momento que llegaron (los policías del CICPC) a bordo de una camioneta pick up, blanca, doble cabina y sin identificación se acercaron a verificar qué pasaba, porque se identificaron como funcionarios pero todos estaban vestidos de civil y la gente confundida por lo que sucedía, pensaron que eran delincuentes comunes que llevaban a cabo un secuestro en la zona.
La gente preguntaba que por qué se los llevaban y ellos respondían que era un allanamiento (sin orden judicial) por drogas (pero nunca hubo acta ni testigos del procedimiento). Antes de retirarse la comisión, la funcionaria se acercó a Daniela, y en voz baja y discreta le decía: “Busca el dinero, mamita, y lo resolvemos en la delegación, tranquila, pero muévete”.
Daniela logra comunicarse vía telefónica, con el padre de Daniel cerca de las 11:30 am., y éste coordina lo que harán, no sin antes citarse en las instalaciones del GAES, del CORE 2, ubicado en la Isabelica. Una vez llegado el padre a la GNB, hace la denuncia ante el GAES a las 12:15 pm.,  aproximadamente, y vía mensaje de texto alguien le envía el nombre de un funcionario que está detrás de la extorsión de nombre Jaime Gil, Inspector Jefe de la brigada de vehículos del CICPC – Plaza de Toros.
Una vez puesta la denuncia por escrito, un sargento del GAES les indica que deben dirigirse ahora a la Fiscalía N° 13 del Ministerio Público, a denunciar a los funcionarios corruptos, por lo que salieron inmediatamente para ese despacho y formularon igualmente la denuncia. Siendo aproximadamente la 1:45 pm., Daniela recibe una llamada del celular de Daniel, y un funcionario le recordaba que aun estaban esperando el dinero, y que había tiempo para resolver. Daniela le respondió: “Estamos en eso, señor”.
De allí, nos dirigimos a 2 entidades bancarias por separado y solo logramos retirar (por políticas del banco) 40.000 bolívares. Una vez que salimos de los centros comerciales, nos dirigíamos hacia la delegación Plaza de Toros, cuando llamó la funcionaria por el celular de Daniel y le dijo a Daniela: “¿Qué ha pasado?, te estamos esperando, o pasamos a tu marido para adelante”. Ella respondió que en media hora estaba allí, que por favor, esperaran, que había demasiado tráfico.
Una vez que el padre, la madre y la esposa de Daniel llegaron al CICPC, el padre y ella entran y los convidan a pasar por la parte de atrás del edificio… caminando hacia un estacionamiento... Allí, el funcionario le pregunta a ambos: “¿Trajeron el dinero?” El padre le respondió: “Sí, pero ¿quién nos va entregar a Daniel y a Danilo? Esta es la segunda vez que nos hacen esto y esperamos nos dejen en paz”. Y el funcionario le respondió: “Deme el dinero, y le busco a los muchachos”.
El padre miró a Daniela y entre dudas, le entregaron los 40.000 bolívares para el rescate. Al cabo de 15 minutos, salen 2 funcionarios que ya Daniela los había identificado en el secuestro, y les dicen: “Mi don, nos da mucha pena, pero el jefe (Inspector) dice que ya el tiempo se cumplió, que tuvieron todo el día para entregar el dinero, ya no hay nada que hacer. Lo lamento”. El padre indignado le preguntó por su dinero; y sus familiares, pidiendo hablar con su jefe, y entre preguntas y respuestas de Daniela, el padre y los 2 CICPC, al funcionario de piel blanca “catire” se le sale de manera involuntaria la expresión: “El inspector ‘Gil’ ya tomó la decisión, saquen a sus familiares por tribunales”.
NOTAS RELEVANTES DEL CASO:

·     Para la presente fecha; 14-12-2013, DANIEL se encuentra privado de libertad injustamente con el cargo de posesión de droga (32 gramos) y micro tráfico de drogas y recluido en el Penal de Tocuyito, previa audiencia preliminar y esperando los lapsos de Ley para su Juicio.
·     DANILO (primo) fue presentado con el cargo de consumidor y posesión de droga (2 gramos), siendo liberado el día de su presentación ante los tribunales.
·     DANIEL fue “secuestrado” junto a su familia por más de 6 horas aproximadamente entre su residencia (3 horas) y un recinto (3) en el interior del CICPC Plaza de Toros.
·     Los familiares de DANIEL fueron “extorsionados” por 90.000 bolívares en las dos (2) ocasiones, con el mismo modus operandi y por los mismos funcionarios del CICPC.
·     El padre de DANIEL denunció que el mismo día que trataban de rescatar a su hijo estaban en la misma situación cuatro (4) humildes familias.
·     La boleta policial del CICPC indica que fueron vistos desplazándose por la vía pública en actitud sospechosa y cuando fueron requisados se les encontró una porción de supuesta sustancia estupefaciente.
·     Existe una denuncia previa en pleno desarrollo de los sucesos ante el GAES, la cual fue certificada por la GNB y entregada a la Fiscalía N° 12 (drogas) del Ministerio Público; y otra ante la Fiscalía N°13.
·     Existe una denuncia al día hábil siguiente de los hechos, ante la Dirección Central de Asuntos Internos del CICPC; y otra anteante la Fiscalía N° 28.
·     Quince (15) días después del secuestro y extorsión de DANIEL y su familia, uno (1) de los funcionarios de dicha comisión, al cual llamaban “Tony”, lo detienen de forma infraganti funcionarios del CONAN (GNB), en el centro comercial Sambil de Valencia, extorsionando en compañía de otro Inspector Jefe, a un comerciante.
·     Los funcionarios corruptos involucrados directamente en los delitos de secuestro y extorsión fueron identificados ante la Dirección Central de Asuntos Internos del CICPC por testigos, esposa, primo y padre de Daniel, como detectives: YOHAN ABREU, CALOS SUMOZA, ELIZABETH COLÓN y TOMÁS CHACÓN, este ultimo privado de libertad y recluido actualmente en el penal de Tocuyito, por el caso antes nombrado en el centro comercial Sambil de Valencia.
·     El Inspector Gil y el resto de los funcionarios actualmente están en sus andanzas bajo la mirada pasiva de sus superiores. Todos los anteriormente nombrados miembros de la Brigada de Vehículos del CICPC adscritos a la Delegación Plaza de Toros de Valencia, estado Carabobo.
Espero que esta banda de policías malandros sea desmantelada inmediatamente.
¡Feliz Año Nuevo!
@manuelisidroXXI
* Licenciado en Comunicación Social - Universidad Central de Venezuela 
* Especialista en Ciencia Política - Universidad Simón Bolívar 
* Columnista del semanario LA RAZÓN  
* Asesor en análisis de entorno político y social

viernes, 27 de diciembre de 2013

EEUU planea cercar disuasivamente a China por mar y aire

Durante la próxima década el Pentágono destinará 524.500 millones de dólares para la creación de dos barreras de combate aéreo-marítimas con el fin de bloquear a China, según un informe militar estadounidense.
De acuerdo con el portal The Diplomat, que cita el dosier, "EE.UU. desarrolla programas de aviación, municiones, espacial, naval, comunicaciones, inteligencia y combate electrónico" dirigidos a cerrar las rutas de acceso y salida de Pekín a través del mar de China Oriental y el océano Pacífico.


"En el marco del concepto estratégico de batalla aéreo-marítimo, el programa de aviación será el más caro y contará con aviones de combate de largo alcance (…) El segundo proyecto más costoso será el naval, y se espera que ambos programas entren en funcionamiento para el 2018", destacó el portal.  

"Washington está preocupado por el creciente poderío de Pekín, por lo que pretende aplicar ciertas políticas de contención", indica por su parte 'The Washington Post', que informó además sobre la firma de un acuerdo entre EE.UU. y Singapur para la instalación de una base en el país asiático, donde recalarán los buques estadounidenses de guerra más modernos.

Según el portal, el proyecto, que estaría listo en su totalidad para 2023, tendrá dos barreras para disuadir a las fuerzas chinas en caso de un conflicto entre Washington y Pekín. La primera bloqueará a la nación comunista en el mar de China Oriental y la segunda en el océano Pacífico.

El gigante asiático es consciente de las devastadoras consecuencias de un posible bloqueo en caso de un enfrentamiento con EE.UU., por lo que a su vez, ha empezado a desarrollar proyectos a largo plazo para reducir las posibles amenazas.






China sueña expandir cooperación espacial con América Latina


El exitoso lanzamiento del primer satélite de comunicaciones de Bolivia, el Túpac Katari, beneficiará y facilitará mucho la cooperación entre China y América Latina en el sector espacial, sostienen en Pekín.
"Sudamérica siempre ha sido un mercado muy importante para nosotros en cuestión de satélites, teniendo en cuenta las condiciones sociales y económicas de la región, así como las buenas relaciones que hemos mantenido entre ambas partes", dijo He Xing, vicepresidente de la empresa tecnológica china CGWIC a la agencia Xinhua. Su empresa es la única autorizada para vender productos espaciales chinos en el extranjero. 

Campo de batalla

América Latina se ha convertido en un campo de batalla entre EE.UU. y China: ambos aspiran a vender en esta región sus productos y servicios espaciales, afirma el investigador del Consejo de Asuntos Hemisféricos en Washington, Alex Sánchez. 
Las cuestiones geopolíticas y de seguridad de la Tierra continúan con extenderse al espacio
"El hecho de que varios Estados espaciales, como EE.UU. y China, están ayudando activamente a los Estados regionales con sus programas nacionales constituye un factor crítico para las aspiraciones espaciales de América Latina. En el futuro esto puede provocar un cierto debate, ya que las cuestiones geopolíticas y de seguridad de la Tierra continúan con extenderse al espacio, especialmente en la actualidad, cuando los gobiernos caracterizados por sentimientos anti-Washington, como Caracas y La Paz, están recibiendo ayuda tecnológica, relacionada con el espacio, de países como China", explica Sánchez citado por 'The Space Review'. 

En 1985, China anunció que iba a comenzar a ofrecer servicios espaciales, de lanzamiento, para clientes internacionales. Después de que China fuera golpeada con sanciones tras el incidente de Tiananmen de 1989, el país tuvo que buscar socios no occidentales para que le ayudaran en su industria aeroespacial nacional, que entonces estaba a punto de nacer. 

Las búsquedas condujeron a Pekín a América del Sur, donde Brasil se convirtió en el primer país en aceptar la propuesta china. Por ahora China ha lanzado al espacio cuatro satélites de Brasil. La colaboración espacial de ambos países comenzó con el programa CBERS de 1999. China lanzó con éxito sus satélites meteorológicos en 1999, 2003 y 2007, que volaron al espacio a bordo del cohete Gran Marcha-4B. En 2014 China y Brasil lanzarán un satélite creado conjuntamente para sustituir un aparato que no llegó a la órbita a principios de diciembre y se estrelló contra la Tierra. 

Relaciones espaciales


Argentina colabora con China desde el 2004, con base en un convenio firmado por sus mandatarios que menciona servicios comerciales de lanzamiento, suministro de componentes de satélites y plataformas de comunicación por satélite. 

Bolivia envió 74 científicos espaciales a China para entrenarlos para el lanzamiento del satélite Túpac Katari, que fue construido por científicos y especialistas en laboratorios de China, utilizando partes fabricadas en Francia, Alemania y Estados Unidos. Fue lanzado desde Xichang, en China. El lanzamiento fue financiado parcialmente por un préstamo de 250 millones de dólares ofrecido a La Paz por el Banco de Desarrollo de China. 

Venezuela también envió casi cien científicos espaciales a China y acordó con Pekín el tema de radares, estaciones de seguimiento y la defensa aérea para controlar los satélites venezolanos. El primero, el Simón Bolívar Venesat 1, fue lanzado con éxito desde el Centro Espacial Xichang en China en octubre del 2008. "Unas mayores relaciones espaciales podrían ser consideradas como otra forma de mejorar las relaciones entre Pekín y Caracas" en el intento de Venezuela de alejarse de EE.UU. y buscar nuevos aliados en el mundo, afirma Sánchez. 

También hay contactos de China con Perú, Colombia y Chile. El paquete completo de servicios que ofrece CGWIC generalmente incluye la fabricación y el lanzamiento del satélite, la construcción de las estaciones terrestres, la asesoría en seguro y la capacitación de ingenieros en el control y manejo del ingenio espacial.