Manuel Isidro Molina
Los mafiosos tienen sus códigos; los malandros, también. El código del gobierno de Maduro, el PSUV, sus satélites y testaferros es no tenerlo.
El partido/gobierno «madurista» no tiene límites, cabalga cotidianamente en la sobreconfianza de los delincuentes: esconde sus miserias, impone su insaciable apetito de poder, no rinde cuentas, se salta la Constitución y las leyes a su antojo, amenaza, reprime, tortura, asesina, extorsiona, corrompe y roba de todo, comida, recursos públicos de toda naturaleza, dinero, oro, petróleo y, por supuesto, elecciones.
Tanto es así, que es harto difícil categorizar eso que llaman «madurismo», especie de ornitorrinco hecho régimen autoritario, corrupto, represor, cínico y sinvergüenza, pero con aires pendencieros de dizque "revolucionarios" y "antiimperialistas", pura verborrea vacía y manipuladora.
El actual no es más que un régimen zafio, encabezado por Nicolás Maduro Moros, presidente; Cilia Flores, diputada ausentista sita en el Palacio de Miraflores; Vladimir Padrino López, ministro de la Defensa; Diosdado Cabello, ministro de Interior, Justicia y Paz, primer vicepresidente del PSUV «Con el mazo dando»; Delcy Rodríguez, vicepresidenta ejecutiva; y Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional.
Subalternos de ellos -muy obedientes y abyectos-, más abajo y conscientes de sus roles, están los magistrados y magistradas del Tribunal Supremo de Justicia; los tres titulares del Poder Ciudadano; los rectores del Consejo Nacional Electoral; los jefes parlamentarios y sus solícitos satélites; y, claro, las y los ministros y presidentes de empresas e institutos del Estado, cuya descollante representación actual son Alex Saab Morán, extranjero nacionalizado «express», delincuente internacional nuevo ministro de Industria y Comercio, y Antonio ”El Potro" Álvarez Cisneros, presidente de la Junta Liquidadora del Instituto Nacional de Hipódromos (INH), del Poliedro de Caracas y de la Junta de la Beneficencia Pública del Distrito Capital, además de Superintendente de la Actividad Hípica, cuatro destinos públicos en una sola persona, lo que contraría lo establecido en la Constitución vigente y todas las anteriores.
Así, conspiran para robarse las elecciones presidenciales que perdieron de calle el 28 de julio pasado, y se plantan con su cara muy limpia:
a) Reprimen salvajemente con la complicidad del Ministerio Público, la Defensoría del Pueblo y el Poder Judicial, pero además acusan de "fraude" a quienes reclaman el triunfo y respeto a la soberanía popular expresada en el voto;
b) Como la incompetencia del Consejo Nacional Electoral se mostró gigante hasta para intentar trampear al país, recurren al secuestro judicial del escrutinio por la Sala Electoral del TSJ, y utilizan su Sala Constitucional para cohonestar trampa y secuestro, "cosa juzgada" y "santa palabra".
c) Como si nada, anuncian que la juramentación del candidato perdedor será el próximo 10 de enero, cursan invitación oficial escrita, y sueñan con ejercer la Presidencia de la República durante el período constitucional 2025/2031, bajo el reino del esquema represivo "cívico/militar/policial", muy al estilo del dictador Marcos Pérez Jiménez, quien en 1952 se robó las elecciones -que perdió de calle- de miembros de la Asamblea Constituyente, y gobernó con militares cómplices y los esbirros de la Seguridad Nacional hasta que el 23 de enero de 1958 lo echaron de Miraflores, el pueblo y los estudiantes en las calles, las fuerzas políticas y económicas, la Iglesia Católica, los periodistas y propietarios de medios de comunicación social y las Fuerzas Armadas Nacionales, todos convencidos de la inviabilidad de un régimen nacido de un grotesco fraude electoral, dispuesto a mantenerse conculcando las libertades y demás derechos constitucionales.
El régimen zafio carece de _auctóritas_. ¿Quién lo respeta o cree que tenga virtudes morales?
Maduro & Co. asume que el camino hacia el periodo presidencial 2025/2031 está despejado: ¡todo lo contrario! Ni los ritos de santería en los sotanos de Miraflores, les salvarán de la reacción sosegada y firme de la voluntad popular mayoritaria expresada el pasado 28 de julio. Maduro, el CNE y el TSJ rodaron, hoy rechazados por una gigantesca mayoría que incluye a la mayor parte de quienes se autocalifican de "chavistas": el "madurismo" no es más que una ficción de "poder" afincado en lo peor de cualquier regimen autoritario, corrupto y abusador, zafio: el fraude y la represión.
Así como no han podido imponer las insultantes "navidades felices" adelantadas por Maduro, tampoco podrán tener sosiego; y menos, imponer definitivamente un fraude vulgar, grotesco.
manuelisidro21@gmail.com
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