¿Qué ha cambiado en Venezuela desde la elección presidencial del pasado 28 de julio, secuestrada judicialmente por el gobierno de Maduro. el PSUV, sus satélites y testaferros? Demasiado.
El mayor efecto de lo ocurrido ha sido político y social: la trampa no le ha salido bien a los altos cargos de los Poderes Publicos Nacionales que han conspirado para escamotear el triunfo de Edmundo González Urrutia, apoyado por el liderazgo de María Corina Machado, que supo vulnerar las barreras casi infranqueables de un sistema político altamente corrompido y en mucho fracasado. Una mayoría aplastante de los electores y electoras decidió cortar de tajo la pretensión reeleccionista de Maduro & Co. por encima de parcialidades político-partidistas. De hecho, la derrota del PSUV y sus satélites del "Gran Polo Patriótico" y del alacranato permisado por el apartheid político-electoral impuesto, es parte de la pulverización popular y democrática del esquema corrupto y vencido de organizaciones partidistas agonizantes.
Desde el punto de vista social, ese efecto político primario, se manifiesta en un profundo y sólido rechazo de todos los sectores de la sociedad venezolana a la politiquería predominante. Si al golpe en votos del #28Jul sumamos la desconfianza de los millones de venezolanos y venezolanas que no pudieron ejercer su derecho al sufragio desde el exterior -por millones-, la condena a Maduro y su régimen de control abusivo, represión, fracaso y corrupción no tiene precedentes. Fue una derrota aplastante, que no podrá ser echada bajo la alfombra de mentiras y aberraciones sobre la cual posa sus patas la bestia herida.
Los presidentes de Brasil, Colombia y México -Lula Da Silva, Gustavo Petro y Andrés Manuel López Obrador- le han puesto un cepo a Maduro, del cual difícilmente podrá zafarse: o el CNE muestra las actas de votación mesa por mesa y las somete a totalización verificada, o no habrá reconocimiento de Brasilia, Bogotá y Ciudad de México a su pretendida condición de "Presidente Electo de la República Bolivariana de Venezuela". Esa exigencia les desbarata el sueño al derrotado Maduro, Cilia Flores, Delcy y Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello, Vladimir Padrino López, Elvis Amoroso, Tarek William Saab y las magistradas y magistrados del TSJ involucrados en el pasmoso fraude electoral de marras. Además, podría costarles el ingreso de Venezuela al Grupo BRICS en octubre próximo, si Lula impone veto en la Cumbre de Rusia.
En América, solo los gobiernos de Bolivia, Cuba, Honduras y Nicaragua reconocen a Maduro como "Presidente Electo", junto con varios otros miembros de la ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América). Gabriel Boric, presidente de Chile, ha sido especialmente crítico contra el fraude y la represion desatada por Maduro & Co.
En Europa no le va mejor al desesperado reeleccionista venezolano: junto con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, la Unión Europea, su Eurocámara y Gran Bretaña han sido portadores de potentes condenas al fraude electoral en Venezuela.
Dos fenómenos internos nos alertan de la profundidad de la crisis provocada por el inaceptable fraude: el incremento del éxodo de venezolanas y venezolanos hacia el exterior, principalmente vía Brasil y Colombia; y el enfriamiento de la actividad económica y comercial, con efecto negativo sobre el empleo y el costo de la vida, a lo que se suma una presión alcista del dólar y el euro, apenas contenida por la intervención del Banco Central de Venezuela (BCV) con la dispendiosa inyección diaria de decenas de millones de dólares a la banca pública y privada.
La reputación política y moral del Gobierno está por el suelo. Maduro perdió legitimidad como gobernante, igual que los altos cargos de los Poderes Públicos Nacionales a su servicio descarada y servilmente, sin tomar en cuenta las desastrosas consecuencia sobre la sociedad venezolana, que por Constitución juraron defender y proteger.
A dos meses del #28Jul, el fraude electoral sigue siendo insostenible. Tres demandas de revisión y nulidad de la sentencia N°31 de la Sala Electoral del TSJ han sido presentadas por ante su Sala Constitucional, primero por César Pérez Vivas y Antonio Ecarri, y la más reciente por Enrique Márquez, en compañía de decenas de personalidades públicas. Por encima de las dudas razonables, corresponde a los cinco magistrados de esa máxima instancia ejercer justicia responsablemente, para ofrecer caminos de solución pacífica de este gravísimo entuerto provocado por el fraude cometido por los rectores del CNE y abrigado por los tres magistrados de la Sala Electoral con su sentencia N°31, promovida por Maduro y sus cómplices, cuya soledad e ilegitimidad crecen sin cesar.
manuelisidro21@gmail.com
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