El descreimiento aumenta en Venezuela. El actual liderazgo político vale bien poco, su desprestigio es enorme. La mayoría de la población no cree en el liderazgo amalgamado en el cepo chavismo-antichavismo.
Una muestra viviente de esa pudrición andante es la Asamblea Nacional, comenzando por el liderazgo pudrimillonario "chavista", que la controla. Más descarado, imposible. Y los pudrimillonarios "antichavistas" andan con hojas de parra.
El espectáculo escenificado por el diputado Pedro Carreño (PSUV), el martes pasado, no tiene precedente en el mundo, por su procacidad. Bien dejó establecido el maestro Ángel Rosenblat que "la lengua es espejo del alma". También se sabe que "la lengua es castigo del cuerpo". Estamos ante un desmemoriado pudrimillonario, con su hermano Luis como testaferro principal, metido a Savonarola, y le queda muy mal, a él, al gobierno del presidente Nicolás Maduro, al PSUV y a la Asamblea Nacional, como componente clave del Poder Público Nacional.
La pobreza espiritual y el tono escatológico de Carreño, no libera de responsabilidades a quienes desde la oposición han hincado conductas inmorales en la vida política venezolana.
Primero Justicia, realmente, es un partido nacido al calor de la corrupción administrativa en PDVSA y en la gobernación de Miranda regida por Enrique Mendoza (Copei), quien financió a sus dirigentes con dinero público desviado, entre otros, por el actual alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz, quien se desempeñaba como secretario de políticas asociales, antes de saltar la talanquera abandonando a su mentor y a las filas copeyanas. Eso es historia. De ahí vienen, además de contar con abundantes recursos dinerarios, comunicacionales y materiales proveídos por sectores nacionales e internacionales de la derecha neoliberal y macartista.
El desbarajuste ético nacional es protuberante, insoportable, ofensivo, irritante. El liderazgo necesario está en el corazón de la mayoría estudiosa, trabajadora y solidaria del pueblo venezolano. Poco a poco, sin violencia fratricida ni hipocresías, debemos unir fuerzas y sueños para levantar un proyecto político ético, decente, humanista y realmente revolucionario, en tanto que plataforma para los cambios democráticos indispensables a beneficio de la población y el desarrollo armónico de Venezuela, afincados en nuestros inmensos recursos históricos, humanos y materiales.
La decisión es nuestra, solo nuestra, de cada uno de los ciudadanos y ciudadanas dispuestos a superar la charca cultivada por los desafueros de ese liderazgo podrido del cepo chavismo-antichavismo. Venezuela merece respeto.
MANUEL ISIDRO MOLINA
@manuelisidro21
manuelisidro21@gail.com
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