domingo, 14 de enero de 2024

AQUÍ, AHORA... Con el Magisterio venezolano por un mejor futuro


"Sus condiciones de remuneración, seguridad social y calidad de vida son pasmosamente deplorables, en mucho similares a las de casi todos los trabajadores venezolanos, empobrecidos y traicionados por un gobierno de pillos pudrimillonarios"


Manuel Isidro Molina

El Magisterio venezolano celebra su día el 15 de enero, en conmemoración de la fundación de la Sociedad Venezolana de Maestros de Instrucción Primaria (1932), que con el tiempo pasó a llamarse Federación Venezolana de Maestros (FVM), hoy uno de los siete gremios de educadores del país.

Nació bajo la ferrea dictadura militar de Juan Vicente Gómez, con encomiable ánimo trascendente de sus principales fundadores: Miguel Suniaga, Víctor M. Orozco, José Antonio López, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Santiago Schenelle, Luis Padrino, Rosa de Vanegas, María Teresa Landaeta, Margot Lares, entre otros, según la reseña histórica oficial de la FVM. 

Los docentes venezolanos -hoy mayoritariamente mujeres admirables por su tesón, amor y sapiencia- han sido pivote en la conformación histórica de nuestra sociedad. Andrés Bello y Simón Rodríguez son emblemáticos maestros de la Caracas de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, con especial influencia en los procesos de la independencia suramericana.

La generación de los años treinta del siglo XX le dan continuidad a los mejores valores patrios, colocando al maestro en el centro de la valoración nacional, tanto desde el punto de vista de su formación integral -etica y academica- como en cuanto a sus condiciones de vida y trabajo. A partir de 1932 -y especialmente del despertar venezolano en 1936, a la muerte de Gómez en diciembre de 1935-, las luchas magisteriales se fusionaron con los objetivos políticos democratizadores y por los derechos laborales y sociales del pueblo venezolano. Formaron en el aula, y fueron ejemplo en las calles citadinas y los polvorientos caminos del campo. Así debemos valorarlo, para comprensión y estímulo de las actuales nuevas generaciones.

Con ese justo reconocimiento, rendimos homenaje a las maestras y maestros de educación prescolar, básica y diversificada, activos, pensionados y jubilados. También, a la memoria de los docentes fallecidos que dejaron huellas indelebles en el ser nacional venezolano.

Hoy, lamentablemente, nuestros maestros sufren las consecuencias de la tragedia histórica impuesta por los factores de poder que irresponsablemente han saqueado a la nación y violentado la paz ciudadana y hasta la sensatez y el decoro que deben distinguir a los gobernantes y a los administradores del Sistema Educativo. Sus condiciones de remuneración, seguridad social y calidad de vida son pasmosamente deplorables, en mucho similares a las de casi todos los trabajadores venezolanos, empobrecidos y traicionados por un gobierno de pillos pudrimillonarios. 

Tan grave como lo anterior es el estadio declinante de la Educación, a todo nivel, incluyendo los espacios universitarios y otros centros generadores de conocimiento, ciencia y tecnología. 

La profunda preocupación que tal cuadro educativo nacional motiva, exige atención urgente y su decisión va inclusión en los lineamientos estratégicos para la reconstrucción integral de Venezuela. Así lo hemos planteado, y así lo hacemos compromiso patrio.

Reciban, maestras y maestros, docentes de la patria, nuestros reconocimiento, solidaridad y apoyo incondicional a sus luchas reinvindicativas, formativas y Morales, junto a sus niños y jóvenes estudiantes, familiares y compañeros de trabajo en el Sistema Educativo. Nuestro pueblo confía en ustedes; sabemos que ustedes confían en las mejores reservas del pueblo venezolano.

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