jueves, 8 de agosto de 2013

PRIMER CAFÉ / La sentencia del TSJ




Nada había más seguro, que la decisión de inadmisibilidad emitida ayer por unanimidad de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) contra los recursos de impugnación de los resultados electorales del 14 de abril pasado, anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) a favor del candidato Nicolás Maduro Moros (PSUV-GPP), actual Presidente de la República.

Sabíamos que las bases de los recursos presentados por el Comando de Campaña Simón Bolívar (CCSB) y el propio candidato derrotado Henrique Capriles Radonski, eran más que frágiles, desde que en rueda de prensa Capriles presentó sus críticas y denuncias de “fraude”, demasiado inconsistentes.

Cualquier persona medianamente enterado del derecho electoral venezolano, sabe que un recurso de nulidad es sumamente exigente, desde el punto de vista argumental y de las pruebas que deben ser documentadas mediante inconsistencias numéricas, testigos y otras pruebas judicialmente válidas. Más allá de la propaganda opositora del CCSB, Capriles y demás sectores opositores embarcados en los recursos de nulidad, éste “no traía nada en la bola”, para decirlo en jerga beisbolera. Esa es la verdad.
Quedaron los 11 asesinatos del lunes 15 de abril de 2013, y la violencia desparramada en diversas ciudades, donde la “arrechera” se volvió miserablemente pólvora homicida, garrote y candela contra personas y bienes públicos y partidistas del PSUV. Fue una jornada sangrienta que acusa, principalmente, a Henrique Capriles Radonski, quien no podrá quitarse de encima la sangre derramada ni las salvajes agresiones que causaron decenas de heridos y destrucción material. Fuera de lo estrictamente penal, HCR es el primer responsable político de todos estos desmanes y de la acción homicida de los psicópatas que actuaron tan miserablemente aquella noche del 15A. 

Reitero lo que escribí esa semana: Sigo esperando que HCR y el CCSB condenen enfáticamente los 11 asesinatos del 15A y la violencia destructiva desatada por esos psicópatas “antichavistas” atizados por la ultraderecha anticomunista, neoliberal y pro imperialista que han cultivado durante décadas, sus agentes ideológicos y el coro mediático que les ha hecho cama tan irresponsablemente.

Las elecciones se ganan con votos, no con asesinatos y violencia destructiva, independientemente del abuso de poder del gobierno y el ventajismo, tantas veces denunciados, que es otra discusión, pues entra en el campo ético en el cual Capriles ni otros destacados dirigentes “opositores” tienen nada qué enseñar. En honor a la verdad, chavistas y antichavistas utilizan las mismas “técnicas” de peculado propio, peculado de uso, cobro de comisiones a contratistas, lavado de dinero y un largo etcétera, que apestan. La corrupción y el cinismo los igualan, verdad del tamaño de una catedral.

La Sala Constitucional del TSJ sentenció: “Habida cuenta que las impugnaciones incoadas ante este Supremo Tribunal no consiguieron alegar ninguna irregularidad que significase una diferencia con los resultados que emanaron del Poder Electoral, se evidencia que los mismos fueron completamente legítimos”.

“Caliche” para Capriles, y “crónica de una inadmisión anunciada” en criterio de dirigentes del CCSB, la sentencia es firme y definitiva, cierra un capítulo ensangrentado de la segunda parte de la era poschávez que estamos viviendo. Lo de la denuncia en “instancia internacionales” no será más que propaganda, absolutamente ineficaz, desde el punto de vista del derecho y también políticamente.

La atención pública pasa a las elecciones de alcaldes y concejales del próximo 8 de diciembre, cuando asistiremos a otro “choque de trenes” dentro del esquema agotado del cepo chavismo-antichavismo.





MANUEL ISIDRO MOLINA
@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com