martes, 23 de julio de 2013

FRUTO VIVAS: "Hay que arrodillársele a Maduro" para que detenga el proyecto de autopista a La Guaira, una "barbaridad"

“Caracas es un caos”



Por MANUEL ISIDRO MOLINA


A José Fructoso Vivas Vivas, no es fácil etiquetarlo solo como “arquitecto”, que lo es, y de los mejores. Famoso por sus innovadoras obras integradas al ambiente luminoso y colorido del trópico, “Maestro” lo define mejor, por su dilatada trayectoria profesional y gran visión humanista, ecológica y revolucionaria con profundo asiento social.

“¡Caracas es un caos!”, dice con ánimo rebelde, a sus 85 años de vida, contrariado por lo que ocurre y observa sin ser tomado en cuenta, al menos en dos de sus proyectos principales para esta gran capital, que el próximo jueves 25 de julio cumplirá 446 años de fundada: El Parque Bolívar, en los terrenos del antiguo aeropuerto La Carlota; y la autopista alterna Caracas-Maiquetía, sin horadar el Waraira Repano.

-Todas las metrópolis de América Latina, son caóticas. No hago excepciones: Buenos Aires, Río, Lima, Bogotá, Caracas. Algunas han tenido operaciones del corazón, como Bogotá, Curitiva, Quito, con nuevos sistemas de transporte; las demás ciudades son inmensamente caóticas. En Caracas, tienen que levantarte a las cuatro de la madrugada, para llegar a tiempo al trabajo.

-¿Hay remedios?

-Cuando yo hablo de caos, me refiero a la sobre saturación de las ciudades, que dolorosamente no tienen medios para pararla. Cada día entran más automóviles, más gente, no hay un programa de descomplicación de la ciudad, para hacerla más amable. Veo a Caracas en tres grandes espacios fundamentales. La ciudad de los millonarios, de los poderosos: La Lagunita, el Country Club, Altamira, donde habitan los dueños de la ciudad. La segunda ciudad es de los que están bajo el control de las hipotecas, la ciudad de la clase media, la ciudad de los que viven en apartamentos de los rascacielos que rodean la capital, donde no existe la alegría, sus niños no conocen los alacranes ni las mariposas.

-¿Y la tercera?

-El tercer rostro de Caracas, es el de los barrios pobres.

-Pero allí también hay sus rascacielos…

-Hablo de los que están en las quebradas, de quienes están en las condiciones infrahumanas de la ciudad. Y, cosa curiosa, esos sí se conocen; los de la clase media se conocen en el ascensor; y en los barrios ricos, menos se conocen. ¡En los barrios ricos hay una soledad inmensa!

-Familias aisladas…

-Sí, aisladas; hay una soledad inmensa. En las zonas de clase media, la situación es más delicada todavía, porque hay la inseguridad que juega garrote. Entre los pobres es al revés, se conoce todo el mundo, hay una relación interpersonal riquísima.

-Pero no los perdona la inseguridad…

-Eso es otra cosa.

-Hay zonas donde no entra la policía.

-Acuérdate que allí hay niveles de todo. No se puede generalizar; te lo digo con experiencia.

-Pero el problema existe…

-Cuando me llamaron para la remodelación del barrio Los Erasos, la gente me informó: de dos mil quinientos vecinos, sesenta son ladrones, tienen problemas con la justicia. No es todo el mundo.

-No, no, por supuesto, pero como problema sí lo viven.

-Claro, lo vive todo el mundo.

-Hay zonas con “toque de queda”…

-Incluso, zonas en que te paran en los barrios para cobrarte.

-En las escaleras…

-Te paran para quitarte los zapatos. Es verdad, pero la gente pobre tiene un sentido de pertenencia extraordinario. El hecho de que se conozca la gente, vale oro. Hay muchísimas relaciones interpersonales, que no las hay en las clases medias, y mucho menos en la clase poderosa. Esos tres rostros identifican la ciudad, en todas sus formas.

-Pero en algunas zonas pobres, los niños han visto violaciones, atracos, asesinatos…

-¡Claro! Son los que ven todo el desastre del barrio, hasta las enfermedades, la gonorrea, y las dificultades por falta de un estado que los proteja. Hoy en día, eso ha cambiado muchísimo, el empoderamiento de las estructuras políticas venezolanas ha cambiado radicalmente, con los consejos comunales comienza a respirar una expresión política nueva, en los barrios pobres.

-¿Los cinco municipios no son ciudad?

-Son cinco ciudades. Pero, Catia es una ciudad, Antímano es una ciudad.

-Pero, están dentro del municipio Libertador.

-Dentro de los municipios hay ciudades, estructuras urbanas sumamente pobladas. Eso necesita una reestructuración democrática del poder, es la voluntad popular la que puede auto generar un nuevo poder. Y eso está en perspectiva, va en la dirección de crear unas nuevas estructuras de poder real.

-¿Cómo las comunas?

-Sí.

-¿Sustituirían a los concejos municipales y alcaldías?

-Van a sustituirlos, por ser una forma vertical de desarrollo, porque las estructuras venezolanas no se corresponden con la realidad social. Las fronteras de los estados venezolanos, no tienen nada que ver con la realidad de los que viven allí… Los alcaldes se oponen, tienen una concepción de que es para ellos, “propiedad privada y aquí mando yo”. Hay una dicotomía muy grande con la estructura del poder popular.

-Volviendo a Caracas, ¿esa situación de incomunicación o auto aislamiento de los tres niveles de poder, cuánto le pone al caos?

-Estamos en un régimen capitalista, donde lo que manda es el negocio de la rentabilidad del suelo. La forma que tiene la ciudad es perfectamente rentable, determinada por la ganancia; las mismas leyes urbanas se hicieron para beneficiar a los grandes señores de la tierra, y eso crea algo gravísimo en la ciudad: El aislamiento de los seres humanos, los espacios societarios de Caracas desaparecieron, antes celebrábamos el año nuevo en la plaza Bolívar; yo vivía en La Pastora, todos nos íbamos a la plaza Bolívar a esperara el cañonazo, venían los abrazos, los tragos y fuegos artificiales. Esa condición del sistema económico determina que la ciudad sea un caos, porque no pudo resolverse a sí misma; no pudo darse unas estructuras políticas que se dedicaran a hacer parques para la ciudad, para la felicidad de los niños. Un solo ejemplo grandioso: El Silencio, obra de (el presidente Isaías) Medina y (Carlos Raúl) Villanueva. Vergonzosamente, ningún gobierno fue capaz de repetir El Silencio. Esa es la ciudad que queremos; Villanueva la descubrió hace más de cincuenta años, y no hemos sido capaces de continuar esa ciudad.

-Como arquitecto, me preocupa profundamente la mala calidad de las cosas nuevas que se hacen, inclusive las casas del Estado, ese volumen gigantesco de edificios, sin espacios para jugar los niños.

-¿Usted no cree que en Caracas “cabe otra Caracas”, como dijo el ministro Farruco Sesto?

-Eso lo inventó él. Desde hace más de veinte años, los investigadores urbanos determinaron que en Caracas no caben más gente ni más carros.

-Cuando arrancó la Línea 1 del Metro de Caracas, se dijo que iban a bloquear varias cuadras del centro de Caracas, a la circulación de vehículos…

-Ese era el sueño. Qué maravilla es caminar por una ciudad, cuando no hay carros. En España o Francia, se camina, muchas ciudades están bulevarizadas. Una sola hay en América Latina, extraordinaria: Curitiba (Brasil).

-Es famosa…

-Curitiva es una locura de ciudad. Hay vagones estacionados llenos de niños y mujeres que los cuidan, mientras sus padres van de compras, hay baños, juegan. ¿Dónde vas a encontrar, tú, eso? Hay teléfonos para sordos, una plaza para mudos, donde se comunican por señas. ¡Una maravilla! El sistema de autobuses de Curitiba es una locura, van y vienen sin que se tranque el tráfico, por vías expresas. Esa experiencia de Curitiba, a mí me llenó de alegría.

-Eso obedece a una planificación estratégica. Me impresionó cuando hace unos cuatro años, el alcalde de Moscú presentó los proyectos de desarrollo de la ciudad, para el próximo medio siglo. ¿Por qué no se ha podido hacer algo así, en Caracas?

-Estuve en Moscú, durante las olimpíadas. Una maravilla, nunca se trancó el tráfico. La gente que salía de los estadios entraba al metro, no se hacían colas. Es pensar cómo solventarle a la gente sus problemas. Moscú tiene una especie de sensores que redireccionan el tráfico de vehículos; y en México, hay calles en las que se encienden luces rojas que indican prohibición de circular por falta de oxígeno; no se pueden llevar perros, porque se mueren con el monóxido de carbono, que está muy bajo.

-Dicen que Ciudad de México no tiene remedio.

-Caracas no se diferencia de eso. La Caracas de cuatrocientos mil habitantes, cuando llegué en 1939, era una locura.

-La “sucursal del cielo”…

-Había carretas con caballos por las calles, y algo que desapareció: ¡Los trolebuses!

-Tranvías…

-¡Trolebuses! Yo iba a Catia en trolebuses; y había tranvías. Fue una Caracas extraordinaria. Esa Caracas, se fue; y al llegar la gente a Caracas, se cogieron las quebradas, los cerros, y se inundó la ciudad. No pudimos hacer nada. ¿Dónde están los planificadores?

-En un tiempo existió la OMPU (Oficina Metropolitana de Planeamiento Urbano).

-Desapareció, hace tiempo. Cáigase, para atrás: ¡Caracas no tiene oficina de planificación urbana! Eso ya no existe, todo eso desapareció.

-¿El billete las mató?

-Me preocupa muchísimo, la eventualidad de un terremoto. ¿Qué va a pasar en Caracas? ¿Cómo están construidos, esos edificios? ¿Cómo garantizar la óptima calidad? Hace treinta años, venía el fiscal a ver el concreto, aprobaba la viga que ibas a vaciar. Hoy, no hay control de las edificaciones.

-Los problemas existen y las soluciones siempre son un reto. ¿La Caracas vegetal, que le queda bastante; y la Caracas turística? Usted presentó un proyecto para el parque Simón Bolívar en La Carlota…

-No lo hicieron. Ahí, está, pero no lo hicieron. Chávez lo promovió, tremenda propaganda, pero vino un ministro, de apellido Carrizales…

-Ramón Carrizales…

-Sí, ministro de Infraestructura, y le dijo a la prensa: “Lo que Fruto propone es faraónico”, y propuso llenar La Carlota de viviendas militares, y la gente se alzó, obligaron a Chávez a que parara esa vaina, y la pararon. Pero, pararon mi proyecto. Lo único que están haciendo de mi proyecto es la conexión con el Parque Miranda, que no es mía, viene de los tiempos de Pérez Jiménez.

-¿Cuál es el proyecto que están desarrollando en La Carlota?

-Ja… ¡Pregúntelo! Ha habido varios concursos. Mi proyecto contempla un lago, con peces, y agua de tres ríos subterráneos que bajan del Ávila. Nada. Y metieron allí, la industria de las “Canaimitas”.

-Eso arruina cualquier proyecto.

-Claro. Eso deben sacarlo de allí. ¿Cómo se les ocurre? Eso es una loquera, una de esas vainas improvisadas. ¿Cómo van a meter esa vaina a La Carlota? Y la mete el presidente Chávez, que es lo más grave.

-¿Y la Caracas turística?

-La Caracas turística debe estar planteada sobre una estructura turística, como la tienen otros países. En países turísticos, como España, Italia, el turismo es una organización extraordinaria, como en México. Nosotros estamos muy lejos de satisfacer las exigencias turísticas, comenzando por un buen sistema de transporte.

-¿No es falta de imaginación, gerencia, conceptualización?

-Mire, caballero: El poder político venezolano está estructurado por gente que no tiene la capacidad para esos fines. Tú te encuentras que nombran ministro de Salud, al coronel Reyes Reyes. ¿Qué sabe ese señor de sanidad, para ser ministro de Salud?

-Habría que preguntárselo al presidente Chávez, pero él ya no está…

-Yo lo sé, pero no es un asunto de Chávez. Es el problema gravísimo de las políticas que no coinciden con las capacidades de los seres humanos. Los buenos hombres no están manejando la ciudad. No estoy hablando como de la oposición…

-No, no… entiendo. Hay problemas que trascienden las fronteras del chavismo y el antichavismo.

-Este señor que tiene usted sentado aquí, propuso hace cincuenta años, soluciones para el problema de vivienda. Le propuse al general Ravard, presidente de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), transformar la Siderúrgica del Orinoco en la gran fábrica de viviendas de Venezuela: Si una fábrica de automóviles puede producir quinientos mil vehículos por día, ¿por qué no hacer una fábrica de casas en serie, que es más sencillo? Lo volvimos a proponer en estos momentos, y no pudimos triunfar.

-¿Cuál será el impacto que sobre Caracas tendrá el proyecto de autopista Caracas-La Guaira con túneles por el Ávila?

-¡Ay, papaíto! (risas) Le puso usted, la guinda a la vaina. Jackeline Farías se opuso a eso; el presidente de Inparques, también, y lo botaron. Logramos parar el proyecto… ahora se lo dieron a una empresa portuguesa que va a hacer esta barbaridad (muestra planos comparativamente) dos túneles en el Ávila. Hay que arrodillársele a Maduro, para que lo detenga.

-¿Hay que parar ese proyecto?

-Sí, hay que pararlo. ¿Dónde metes la tierra del túnel? ¿Te la comes? El otro proyecto, el nuestro, va paralelo a la autopista actual, es el trazado más corto y eficiente. Va por la zona protectora y tiene salidas hacia Carayaca y Catia La Mar, conecta con la autopista actual y sale a Tazón.

-¿Qué evaluación hace sobre el desarrollo de construcción masiva de viviendas en Caracas?

-Muy mala, la peor.

-¿Por qué?

-¿Cómo me vas a resolver la salida de la gente de Fuerte Tiuna, por dónde van a salir los carros, la basura? ¿Cómo me lo resuelves? Morirse de hambre en una vivienda nueva es también morirse de hambre. ¿Cómo vas a meter un volumen tal de gente, que no tiene trabajo? Los apartamentos son excelentes, no son pacotilla, amoblados. Pero lo peor es que esas viviendas no tienen parques, no tienen servicios, no pertenecen a una estructura urbana, son cosas puestas ahí, a lo macho.

-¿Qué es lo positivo de la Misión Vivienda?

-Que se hicieron las viviendas, pero el problema de Venezuela sigue siendo superar la pobreza. Y las casas no resuelven la pobreza. ¿Dónde trabajan? ¿De qué viven? ¿Dónde está la capacidad productiva de esa gente?



La flor de la discordia

-¿Cuál es la nuez del conflicto por la situación de la “Flor de Venezuela”?

-El problema es muy sencillo. La empresa contratada no cumplió las normas y cuando lo terminaron, salía Reyes Reyes de la gobernación de Lara y entró Henry Falcón. Muy lindo, el pabellón terminado. Falcón me pide que lo acompañe en la inauguración. Voy con mucho gusto, me pagó lo que me debían, me atendieron muy bien. Fue una manifestación gigantesca, la apertura de la “Flor de Venezuela”. Una fiesta bellísima, con iluminación y todo. Funcionó maravilloso. Eso fue hace cuatro años, la flor no abrió más, echaron a perder los mecanismos y se empezó a perder los peces, se acabaron los tembladores que encendían la luz, colapsó, treinta y seis peceras donde no había ningún pez. ¿Por qué se queja, Falcón? No es quitárselo a Falcón, es dárselo a toda Venezuela, recuperarlo para Venezuela. ¡El informe que tenemos es tan grave!

-¿Imaginó que le encomendarían el proyecto del mausoleo del presidente Hugo Chávez?

-No, chico, ¿cómo iba a tener noción de eso? Previo a la muerte de Chávez, me llama el presidente Maduro para que le haga una capilla en el Hospital Militar, porque iban a traer a Chávez (de Cuba). El día que empezamos a hacer la capilla, trajeron a Chávez, la hicimos en cinco días. Pasan tres semanas, y muere Chávez. Estoy en mi casa, y toca la puerta el presidente de FundaProPatria, Tascón. Habían pasado cuatro horas y media de la muerte de Chávez, y en medio de las lágrimas, del impacto arrechísimo que fue aquella vaina, yo agarré una hoja y dibujé. “Dígale al presidente Maduro, que Chávez va a descansar en una flor”, y empezamos a diseñar.

-¿Por qué una flor?

-Porque se me ocurrió. ¡Por qué la flor! (casi indignado) Era el elemento ecológico… Fuimos al Cuartel de la Montaña, regresamos pasadas las once de la noche, y cuando volvimos a las cinco de la mañana, ya habían llegado los marmoleros, tenían los elementos cortados, no habían dormido en toda la noche, y a los dos días estaba listo el mausoleo. Una capacidad de hacer cosas, increíble…

-¿Usted, a su edad y con todas estas contradicciones, está en el bando de los optimistas o en el de los pesimistas?

-Yo creo profundamente en mi país. Creo profundamente en mi pueblo. Tanto creo, que los catorce años que vivimos con Chávez son de altísimo significado, porque nunca pensé que iba a ver al pueblo en el poder. Chávez le puso en sus manos, el poder al pueblo. Por eso, yo estoy feliz en este país.



PERFIL

Nacimiento: Callejón del Verde, municipio Jáuregui, estado Táchira, 21 de enero de 1928

Arquitecto por la Universidad Central de Venezuela (1956)

Premio Nacional de Arquitectura (1967)

Doctor Honoris Causa de la Facultad de Arquitectura de la UCV (2009) y de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (2011)

Creador de la “Flor de Venezuela”, pabellón venezolano en la Exposición Universal Hannover 2000

Diseñador del mausoleo “Flor de los Cuatro Elementos” del presidente venezolano Hugo Chávez Frías (1954-2013)
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FARRUCO SESTO RESPONDE:

"Expreso mi rechazo a las infelices declaraciones de Fruto Vivas"

Una vez más Fruto Vivas opina negativamente sobre lo que hacemos. Pero esta vez creo que se pasa de rosca al criticar la actuación de la Gran Misión Vivienda Venezuela en la Capital. No es algo nuevo. Ya en otra oportunidad afirmó que sería una locura meter más viviendas en Caracas. Bueno, es su opinión. Y desde luego tiene derecho a manifestarla públicamente. Así como yo también tengo derecho  a responderle.
Hasta ahora, durante varios años, me había abstenido de hacerlo, por respeto. Ya no. A estas alturas de mi vida no creo en los argumentos de autoridad sino en la autoridad de los argumentos (y también, por cierto, de los sentimientos). Vamos allá.

Me tomo la molestia de transcribir literalmente una parte de sus respuestas a la entrevista que le hace Manuel Isidro Molina en Últimas Noticias, hoy domingo 21 de junio. Son las siguientes:
- ¿Usted no cree que en Caracas "cabe otra Caracas", como dijo el ministro Farruco Sesto?
- Eso lo inventó él. Desde hace más de veinte años los investigadores urbanos determinaron que en Caracas no cabe más gente ni más carros. Como arquitecto, me preocupa profundamente la mala calidad de las cosas nuevas que se hacen, inclusive las casas del Estado; ese volumen gigantesco de edificios sin espacios para jugar los niños.
- ¿Qué evaluación hace sobre el desarrollo de construcción masiva de viviendas en Caracas?
- Muy mala, la peor.
- ¿Por qué?
- ¿Cómo me vas a resolver la salida de la gente de Fuerte Tiuna, por dónde van a salir los carros, la basura? ¿Cómo me lo resuelves? Morirse de hambre en una vivienda nueva es también morirse de hambre. ¿Cómo vas a meter un volumen tal de gente, que no tiene trabajo? Los apartamentos son excelentes, no son pacotilla, amoblados. Pero lo peor es que esas viviendas no tienen parques, no tienen servicios, no pertenecen a una estructura urbana, son cosas puestas ahí, a lo macho.
- ¿Qué es lo positivo de la Misión Vivienda?
- Que se hicieron las viviendas, pero el problema de Venezuela sigue siendo superar la pobreza. Y las casas no resuelven la pobreza. ¿Dónde trabajan? ¿De qué viven? ¿Dónde está la capacidad productiva de esa gente?

Digo yo: ¿Cómo se responde a este discurso tan lleno de lugares comunes?
¿Por qué Fruto Vivas plantea una contradicción entre levantar casas y acabar con la pobreza?  Creo que hay una gran superficialidad en esas observaciones. ¿O será falta de compromiso real?  Veamos.
Comienzo recordando el concepto marxista de que la tarea de los revolucionarios es transformar la realidad.  No basta con criticar el mundo como es. Y ni siquiera con imaginar un mundo bonito, ideal, dibujando un modelo gratificante. Eso cualquier persona de buena voluntad y mediana inteligencia puede hacerlo.

Lo interesante para un revolucionario es acometer la tarea del cambio posible. Ciertamente es muy fácil hablar mal de Caracas, diciendo que es un caos. Y como referencia de lo contrario, acercar fuera de contexto el ejemplo de una ciudad como Curitiva.

Pero la obligación revolucionaria es acometer la tarea de transformar Caracas, que no es otra cosa, en un sentido humanista, que transformar la vida de sus habitantes.

Estoy hablando, desde luego, para los bolivarianos de este país. Para los que no soportan la injusticia. Para los que no se desentienden de lo que ven porque ven con el corazón y no desvían la mirada hacia otro lado.
¿Y qué es lo que vemos en Caracas? Más allá del tráfico, de la contaminación, del desorden formal, de los problemas de servicios, de la inseguridad, lo que principalmente vemos es una gran multitud de personas (más de un millón, sin duda) viviendo en condiciones inhumanas, de alto riesgo, de brutal hacinamiento, de inclemencia material. Es decir, sin hogar. Eso es lo que vemos. O, al menos, eso es lo que vemos quienes lo hacemos con la mirada amorosa, solidaria, para la que nos formó el Comandante Chávez.

Ese es el problema fundamental. Más que cualquier otro que pueda plantearse. 245.600 familias sin un hogar digno en el Distrito Capital. 325.000 familias si hacemos la cuenta para los cinco municipios de la Gran Caracas.

Esas cifras las conocimos con exactitud por la voluntad y el coraje del Comandante Chávez que decidió no mirar hacia otro lado y llamó a contarse al pueblo necesitado de vivienda. ¿Cuántos son? ¿Cuántos somos? Así el pueblo humilde acudió en 2011 al llamado de Chávez,  quien planteó que nos dotáramos de un registro científico para poder planificar la respuesta y cuantificar su compromiso.

Y hay que recordar que una vez conocido el déficit, el Presidente Chávez empeñó su palabra y la del gobierno en saldar la deuda en muy pocos años. Pues ¿qué otra cosa, si no eso, se puede hacer en Revolución? ¿Ignorar el dramático problema, como hasta entonces se había hecho? ¿Correr la arruga? ¿Desentenderse?

No. No es una cuestión de arquitectura. Y ni siquiera de urbanismo. Lo es de humanidad.
El gobierno bolivariano tiene que atender el problema porque mientras haya una sola familia sin vivienda, la Revolución estará en mora. Es un tema de derechos constitucionales y humanos. Así como decimos: ni un niño sin educación, ni una sola persona sin atención de salud o sin trabajo, ni un solo ciudadano excluido o víctima de la injusticia, la Revolución dice también: ni una sola familia sin vivienda digna.
He ahí el tema álgido. He ahí la palabra de Chávez.¿Qué hacemos?

Concentrémonos para efectos de este análisis nada más en el Municipio Libertador. 245.600 familias solicitan desesperadamente una vivienda. ¿Qué propone Fruto Vivas? Lo ignoro, pero digo lo siguiente: a grandes rasgos hay tres tipos de respuestas.

La primera, como ya hemos dicho, consiste en desentenderse y ver hacia otro lado. Siempre hubo pobres, podría decir alguien, y la carencia de vivienda en un país como el nuestro es un problema eterno y sin solución. Pero para la Revolución, esa respuesta no existe.

La segunda consiste en afirmar, como lo hace Fruto Vivas, que en Caracas no se debe construir ni una casa más. En consecuencia, se deduce que si queremos atender a las familias necesitadas, tendrán que irse todas para el interior del país. Coincide con una opinión de algunos sectores de la clase media: ¡Ya no cabemos! ¡Que se vayan! En lo personal califico esta actitud de egoísta y reaccionaria. Y afirmo que el que diga que ya no cabemos, para demostrar su consecuencia, tendría que ser el primero en dar el ejemplo e irse a vivir a otra parte de Venezuela. Pero ¿qué se conseguiría con eso? Como no es un problema individual, sino de masas, podemos preguntarnos ¿Qué significa eso en realidad? ¿Cómo se lograría ese éxodo masivo en corto tiempo?

Hubo un dirigente en un determinado país que promovió a la fuerza ese regreso al campo. Se llamó Pol Pot. La gracia le costó a la humanidad un millón y medio de muertos, según se dice.

Para mi, esa opinión (el que se vaya la población al interior) carece de valor práctico y, por consiguiente, la considero una trivialidad. Pues como esa vuelta al campo es imposible lograrla en la magnitud requerida y en los tiempos de la Revolución, la respuesta acaba siendo como la primera: la de no hacer nada. Es decir: seguir corriendo la arruga.

La tercera respuesta, que es la que acometió Chávez y la que ha emprendido la Gran Misión Vivienda Venezuela, es la de intentar ofrecer solución al pueblo en las condiciones reales en que está Caracas. No en otras situaciones ideales. En estas, que son las que hay.

Es decir: hacer el esfuerzo necesario para ofrecerle vivienda a la mayor parte de la demanda, aquí, en Caracas, dónde esa demanda tiene lugar.

No se trata de traer más gente a Caracas. De hecho la Capital ya no está creciendo sensiblemente desde hace tiempo. El censo lo demuestra. La inmigración y la emigración, los nacimientos y defunciones, están numéricamente casi compensados.

Se trata, sí, de darle dignidad a las familias que aquí habitan.

Ese es el sentido de la frase que acuñó Chávez y que Fruto Vivas critica: en Caracas cabe otra Caracas. O lo que es lo mismo: todos los que aquí habitamos podemos hacerlo en condiciones de dignidad.

Esa frase fue producto de algunas conversaciones. El Comandante planteaba algunas visiones que tenía y yo le confirmaba que eran posibles. Por ejemplo, él me hablaba de algo que llamaba la llanura de Catia que percibía desde el helicóptero, casitas desordenadas, galpones, espacios subutilizados, y me decía que, reordenando urbanísticamente todo ello, se podrían tener una mejor ciudad, mejor aprovechada para la vivienda y para los espacios públicos. Y yo le decía que sí, que era posible.

Así de esa manera él, con su inmensa capacidad de comunicador, inventó esa frase producto de la conversación y me la achacaba a mí: Farruco dice que en Caracas cabe otra Caracas.

Y la verdad es que puedo asumirla sin la menor dificultad: en Caracas cabe otra Caracas. La Caracas de la barranca y la exclusión en la Caracas del Vivir Bien.

Bueno, yo no sé. Que alguien me diga que es lo que tenemos que responderle a los centenares de miles de familias que necesitan un hogar digno. ¿Les decimos que se vayan? Por mi parte, no sé decir tal cosa, no me sale y no quiero decirla. De modo que, como revolucionario, me sumerjo en el problema con mis camaradas de la Gran Misión Vivienda Venezuela.

El tema, por supuesto, no es fácil. Pero esa es la batalla. Viviendas nuevas. Hay que redensificar la ciudad llamada formal. Y hay que reespacializar (permítaseme inventar esta palabra) a fondo nuestros barrios, hoy sumamente densos.

Y lo estamos haciendo. Cuando esta gran operación concluya, ojalá más temprano que tarde, Caracas debe haber saldado su deuda de vivienda pero, al mismo tiempo, la de espacios públicos, equipamientos socio culturales y espacios productivos. Ese es el reto. Al menos, es el intento de ofrecer una respuesta posible a los más pobres. A todos ellos. No a unos pocos elegidos. A todos.

Por otra parte, y en relación a las críticas de Fruto Vivas, quiero recordar que a raíz de los deslaves de 2010 perdieron su vivienda en el Área  Metropolitana de Caracas más de 32.000 familias. Y unas 4.000 más en distintos eventos posteriores. Hasta ahora muchas de las viviendas construidas a lo macho como dice Fruto Vivas, lo fueron para estas familias. Chávez nos había dicho que salieran de sus refugios a una vivienda digna. ¿Estuvo mal eso? ¿Qué debiéramos haber hecho para no ser motivo de crítica? ¿Qué otra alternativa que no fuera  dejarlas a su suerte o forzarlas a irse al interior?

Quiero, por último, terminar afirmando que, por mi parte, mientras tenga un miligramo de responsabilidad en la toma de decisiones, voy a tratar de seguir actuando como lo estamos haciendo en la Gran Misión Vivienda Venezuela, a menos que nos demuestren que hay una mejor respuesta.

Creo ser consecuente con lo que pienso. Y asumo a fondo mis compromisos con nuestro pueblo y con la palabra del Comandante.


Farruco Sesto

Arquitecto, poeta y ensayista. Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas. Ex-Ministro de Cultura.