«Las elecciones parlamentarias, regionales y municipales fueron atropelladamente anunciadas por el tristón Elvis Amoroso desde la presidencia del CNE fraudulento».
Manuel Isidro Molina
Al gobierno usurpador se le están viendo las costuras. La piratería institucional y los cálculos politiqueros del PSUV, sus satélites, amanuenses y testaferros pudrimillonarios, no cuadran:
1. Las elecciones parlamentarias, regionales y municipales fueron atropelladamente anunciadas por el tristón Elvis Amoroso desde la presidencia del CNE fraudulento, para el 27 de abril de 2025. Las adelantaron atropelladamente, con la única idea de emboscar a la inmensa mayoría nacional que no las quiere. Sin embargo, quitaron de un plumazo las elecciones de alcaldes y concejales -sin explicaciones, como siempre-, dejando para el 27 de abril solo las elecciones regionales de gobernadores y consejos estadales, y las de diputados a la Asamblea Nacional.
Con justificaciones chimbas -"a petición de los partidos..."-, pospusieron los comicios para el 25 de mayo próximo. Los problemas internos del PSUV no amainan con «lo que diga Nicolás», ni será fácil cumplir con el reparto a la clientela sedienta del dizque 'Gran Polo Patriótico'. También merodean y 'exigen' reptando los viejos y nuevos «alacranes» con aspiraciones de acceder o repetir en la Asamblea Nacional, gobernaciones y consejos legislativos, obstaculizando el reparto que facilitaban las excluidas elecciones de 335 alcaldes y miles de concejales principales y suplentes.
Y eso no es todo: existe un clamor nacional imbatible que exige el respeto a la votación popular presidencial del 28 de julio del año pasado, en la que Nicolás Maduro rodó por paliza, como todo el mundo sabe. Desde la comandita de Miraflores hasta los militares, policías y otros funcionarios que participaron en el «Plan República 2024» conocen la verdad.
¿Qué decir del Consejo Nacional Electoral (CNE) y del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), que no sepa y sienta le gente honesta de este atribulado país, realmente asqueado con la indignidad en el ejercicio de las más altas funciones públicas? El fraude no se olvida ni se olvidará, como ha ocurrido con el también colosal y descarado robo de las elecciones constituyentes del 15 de noviembre de 1952, cuando la junta militar de gobierno se enfiló por la deriva dictatorial definitiva, hasta que el pueblo echó a patadas al dictador Marcos Pérez Jiménez con sus represores torturadores y testaferros saqueadores, el 23 de enero de 1958.
2. La reforma constitucional anunciada por Nicolás Maduro el pasado 15 de febrero, es un escollo no menor para el gobierno usurpado, aunque todavía indefinido. Los tres que encabezan la comisión impuesta inconsultamente por el proponente, lo dicen todo: Tarek William Saab, Cilia Flores de Maduro y German Escarrá Malavé, cada quien por su lado y con sus estelas de actuaciones públicas conocidas. ¿Qué puede salir de ahí, que no sea pirata, atropellador o regresivo para garantizarse junto con Maduro una peor ruta de envilecimiento del poder?
Salvo sus partidarios -cada vez menos, tirando a lo que pudiéramos llamar «escualidismo robolucionario»- y cómplices pudrimillonarios del testaferrato que han construido en este cuarto de siglo, la inmensa mayoría de venezolanas y venezolanos rechazamos esa trampa caza-pendejos.
Esa maniobra de Maduro, tampoco le salió: a la gente le sabe a bledo «lo que diga Nicolás»; no lo oyen, no lo ven; y la tibiera que le tiene el pueblo llano en el territorio nacional y en el exterior, no se la deseamos a nadie.
Ante esa rechifla reprimida por la mordaza mediática y el terrorismo represivo, la comandita de Miraflores inventó dizque «ampliar la consulta para la reforma constitucional». Claro, ni Tarek ni Cilia ni German levantan buenas espectativas. Como muletas son fichas malísimas, en estos tiempos de rechazo exponencial. No saben qué hacer, ni cuál maña inventar para "enamorar al pueblo", después de tantas traiciones, la codicia desbordada de las mafias de la corrupción, la destrucción de los derechos laborales pisoteando la Constitución y el empobrecimiento de las mayorías, hoy con un salario mínimo de apenas 2 (dos) dólares mensuales, congelado desde el 15 de marzo de 2022 en 130 bolívares mensuales.
«Deseos no empreñan», dice nuestro adagio. Maduro lleva en la frente, la estruendosa derrota del 28 de julio de 2024, y no son el CNE y el TSJ -instituciones degradadas-, los que le van a limpiar la cara; tampoco, Jorge Rodríguez desde la Asamblea Nacional reunida en el estrecho Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo, donde el 10 de enero de 2025 le tomó el írrito juramento.
Esto que vivimos es un desastre a ritmo de tragedia histórica; para Maduro, una pesadilla.
Al final del túnel, si es que logran imponer alguna «reforma constitucional", le verán la cara al diablo: la Constitución estipula la obligatoriedad de aprobarla en referéndum popular: ¡no quiero imaginarme la paliza que les vamos a dar!
Frente a esa pared de la soberanía popular, ¿qué van a inventar, otro fraude? Les será muy cuesta arriba.
Por lo pronto, junto con la tibiera nacional generada, siento mucha pena ajena. Lo escribo como venezolano íntegro y deseoso de un futuro mejor para nuestra patria.
manuelisidro21@gmail.com
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