jueves, 18 de julio de 2019

ACC Confidencial / Junio 2019 / Análisis y conclusiones prospectivas




I. Con retraso de varios años, el Banco Central de Venezuela (BCV) informó de los catastróficos desempeños económicos durante el lapso 2013-2018, que abarca el último bienio del primer período presidencial de Nicolás Maduro, una radiografía estadística que no refleja los sufrimientos humanos ni genera confianza en los ámbitos políticos y económicos nacionales e internacionales, dadas la opacidad y ausencia de rigor técnico.


II. Los diálogos de Noruega aportaron un espacio para construir compromisos que el gobierno del PSUV y la oposición dominada por el "G4" difícilmente coronarán con éxito, mientras otros sectores no sean incorporados a las pláticas.


III. Frente a las posiciones mineralizadas de gobierno y oposición, ha surgido la potencialidad del "referendo consultivo" como propuesta constitucional para la renovación electoral de los poderes Ejecutivo y Legislativo.


IV. El entorno internacional propicia una solución negociada a la crisis política que impacta gravemente lo económico, social, institucional y moral en la sociedad venezolana. El gobierno de EE. UU. se ha quedado aislado con su amenaza de uso de la fuerza militar como "opción" para Venezuela.


V. Un gobierno con disminuida base popular y un archipiélago político que no encuentra cómo enfrentarlo eficazmente, seguirán marcando el paso errático de este rico-pobre país suramericano.






DESARROLLO.-

I. Con retraso de varios años, el Banco Central de Venezuela (BCV) informó de los catastróficos desempeños económicos durante el lapso 2017-2018, que abarca el último bienio del primer período presidencial de Nicolás Maduro, una radiografía estadística que no refleja los sufrimientos humanos ni genera confianza en los ámbitos políticos y económicos nacionales e internacionales, dadas la opacidad y ausencia de rigor técnico.

Nadie en Venezuela cree en las cifras que recurrentemente suministra el BCV después de lapsos de opacidad total e inactividad estadística confiable, bajo estricto control por parte del gobierno. Tampoco los organismos multilaterales le asignan mucho crédito: recientemente, el Banco Mundial excluyó a Venezuela de sus estimaciones económicas para el ejercicio 2019, precisamente por ausencia de cifras confiables.

Ese aspecto no es exclusivo del BCV: la opacidad se hizo "política de Estado" desde la era Chávez, y abarca al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el otro organismo nacional otrora reconocido por su competencia técnica y probidad estadística. Lo mismo ocurre con los resultados y estimaciones aportados tardíamente por el ministerio de Energía y Petróleo y Petróleos de Venezuela, S. A. (PDVSA), el corazón económico del país; o por los despachos de Interior, Justicia y Paz, de Educación, de Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología, de Salud y de Agricultura y Tierras, igual que casi todos los organismos públicos nacionales, regionales y municipales bajo el manto de censura y manipulación de resultados y proyecciones establecido. Por ello, los altos funcionarios tienen tan poca credibilidad en el país y el exterior.

Según el informe publicado por el BCV el 04.06.2019 (www.bcv.gob.ve), la variación del Índice de Precios al Consumidor (INPC) cerró 2017 en 862,6 % y en 130.060 % para 2018. En contraste, son conocidas las estimaciones -tampoco confiables- que han sido dadas a conocer por la Asamblea Nacional (AN), cuya Comisión de Finanzas calculó índices de inflación de 2.616 % y 1.698.488,2 % durante 2017 y 2018, respectivamente.

Ese contraste entre unas y otras cifras -ambas no confiables por sus motivaciones políticas conocidas-, aporta una idea de las dificultades para evaluar y comprender el estado real de la economía venezolana y sus potencialidades u opciones, a la hora de revertir las tendencias negativas. Ejemplo de ello son las estimaciones de la inflación acumulada de 2019: para el BCV es de 1.047 %, y para la Comisión de Finanzas de la AN es 666 %.

En ese mar de dudas, el BCV lanzó una estimación que no deja de ser alarmante: entre el tercer trimestre del 2013 y el tercer trimestre del 2018, la economía cayó 52,37 %, lapso comprendido en el primer período del presidente Nicolás Maduro (abril 2013-enero 2019). Solo en 2017 -año de inicio de las agresivas acciones ilegales del gobierno de Donald Trump contra la economía venezolana- la caída del producto interno bruto (PIB), según el BCV, fue de 18,6 %. Otros datos oficiales del BCV son altamente negativos:

-El consumo privado cayó 16,2 % en 2017 y 18,7 % en 2018.
-La inversión de capital disminuyó 45,3 % en 2017 y 47,8 % en 2018.
-Sector construcción perdió 89,3 %
-Sector comercio bajó 74 %.
-Sector finanzas y seguros se contrajo 73,6 %.
-Sector manufacturas descendió 68,8 %.
-Sector minería declinó 44,2 %.

No obstante ese delicado cuadro económico registrado hasta 2018, el bolívar parece haberse estabilizado en el lapso mayo-junio 2019, pues el mismo portal web del BCV, para el 06.06.2019, anunciaba el "Tipo de Cambio de Referencia":
EURO
YEN
YUAN
RUBLO
DÓLAR
Bs. 6.654,05
Bs. 856,83
Bs. 1.034,25
Bs. 90,66
Bs. 5.919,24

Este sostenimiento del bolívar en +/- Bs. 6.000 por US$ y +/- Bs. 6.600 por Euro, etc., revela un relativo éxito del abandono del control de cambio hacia las "mesas de cambio" en la banca pública y privada, pero también sugiere la posible existencia de un "mercado negro de divisas" proveniente de dos fuentes delictivas con alta incidencia en la vida venezolana: la corrupción administrativa (saqueo del erario y descapitalización de la economía venezolana mediante exprtación de capitales sucios) y el narcotráfico (100 % proveniente de las mafias colombianas, tanto para consumo interno como para re-exportación hacia Europa, Norteamérica, Centroamérica y el Caribe). A ello se deben sumar otras fuentes de enriquecimiento ilícito como el comercio formal especulativo con evasión de impuestos nacionales y municipales; y el comercio ilegal de productos traídos del exterior vía contrabando o sustraidos de los organismos públicos con políticas sociales como en alimentación y salud ("bachaqueo" de alimentos y fármacos subsidiados por el Estado, como también ocurre con la gasolina y otros derivados de los hidrocarburos prácticamente "regalados" por PDVSA).

Otro rubro importante de sostenimiento del bolívar frente al dólar estadounidense y el euro en Venezuela, es el envío de "remesas" personales a familiares y amigos desde el exterior, tanto en la modalidad de efectivo en dólares y euros, como en la generalizada transferencia de bolívares a cuentas personales, previa transacción de dólares y euros en el exterior. Estos mecanismos, aun no cuantificados oficialmente o por equipos profesionales privados confiables y reconocidos, han servido también para auxiliar a millones de venezolanos y venezolanas sin capacidad de compra en el país, empobrecidos, que de otra forma deambularían famélicos por calles de ciudades y senderos de zonas rurales:
"Yo medio vivo por lo que me envían mis hijos..." desde el exterior, se escucha habitualmente en todas las regiones del país. Y no es para menos, simplemente los ingresos laborales en bolívares están pulverizados por el especulativo-delictivo costo de la vida, igual que los ingresos familiares incluyendo los provenientes de trabajos por cuenta propia (no contabilizados estadísticamente) y los aportes de jubilaciones, pensiones y otras bonificacion oficiales.
Cada día más, las transacciones se hacen en "dólares" (o por su equivalencia en bolívares), a la hora de adquirir bienes de todo tipo, pagar servicios privados (mecánica automotriz, reparaciones del hogar, mantenimiento industrial, etc.) y hasta las consultas  médicas y odontológicas privadas. En esta materia, el cambio ha sido radical y parece haber llegado para quedarse, mientras la dinámica política no permita el necesario proceso de reconstrucción de la economía y la disciplina social que le es consustancial.
En este contexto, la caída de la producción petrolera y las exportaciones de hidrocarburos, clave para el ingreso de divisas al país, es un dato duro de la realidad venezolana actual, materia que abordaremos en próximo informe confidencial, pero hacemos notar que va aparejada con la abrupta caída de las importaciones de gasolina y aditivos indispensables para los procesos locales de producción y refinación de hidrocarburos.

La evidente escasez de gasolina y gasoil en el mercado interno es un síntoma grave e inocultable, que en mayo y lo que va de junio 2019 comenzó a golpear la economía en general y al transporte público y privado de personas y mercancías, ralentizando más al sistema económico nacional y a la sociedad venezolana.

Si bien la tendencia negativa se viene observando desde 2013 abiertamente -tanto por impericia y corrupción en el desempeño público como por la conflictividad política con impactantes picos de violencia opositora contra el gobierno del presidente Maduro durante los años 2013, 2014, 2017, 2018 y 2019, incluidos el magnicidio frustrado del 04.08.2018 y los acontecimientos del 23.01 al 30.04 del año en curso-, necesario es resaltar el impacto adicional, in crescendo, del bloqueo financiero, económico, comercial y petrolero impuesto por el gobierno del presidente Trump contra la economía venezolana, a partir del segundo semestre de 2017, aunque desde 2014 la administración Obama comenzó la aplicación de sanciones individuales contra funcionarios venezolanos y el 9 de marzo de 2015 decretó "emergencia nacional"  caracterizando a Venezuela como "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos". Dicha "orden ejecutiva" (decreto) ha sido prorrogada sucesivamente en 2016 (Obama), 2017, 2018 y 2019 (Trump), base política y legal para todo el tinglado estadounidense contra el gobierno y la sociedad venezolana en su conjunto, con medidas cada vez más duras y extorsivas durante los últimos once meses.

Desde octubre de 2017, este cerco incluye la grave amenaza de intervención militar por parte de EE. UU., cuando Trump preguntó a varios de sus asesores de seguridad y defensa por qué no se podía invadir Venezuela. "Todas las opciones están sobre la mesa", ha dicho el presidente estadounidense en varias oportunidades, en su afán por derrocar al gobierno de Maduro, quien hasta ahora ha sabido superar muchas de las dificultades generadas por Trump y las corrientes opositoras nativas que trabajan coordinadamente con Washington y sus asesores de seguridad, defensa y cancillería, como nunca antes había ocurrido en Venezuela por colectividad política alguna.

Sin embargo, Caracas resiente el peso sobre la economía de la andanada de agresiones políticas, económicas, financieras, comerciales y petroleras de EE. UU., a pesar del apoyo efectivo –coyuntural y estratégico- de potencias aliadas como Rusia y China, en primer plano, y también India, Turquía y varios otros importantes países.


II. Los diálogos de Noruega aportaron un espacio para construir compromisos que el gobierno del PSUV y la oposición dominada por el "G4" difícilmente coronarán con éxito, mientras otros sectores no sean incorporados a las pláticas.

No ha sido, el mandatario venezolano, un hueso fácil de roer, como el mismísimo Trump lo reconoció recientemente, después del fiasco del golpe de Estado frustrado del 30 de abril pasado, según reportó The Washington Post citando fuentes confidenciales de la Casa Blanca.

Maduro, aprovechando la situación post 30-A, autorizó la prórroga de sesiones de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) hasta el 31 de diciembre de 2020, y anunció la propuesta de elecciones legislativas adelantadas, materia que dejó en manos del Consejo de  Defensa de la Nación (Art. 323 CRBV), una velada forma de comprometer a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en los próximos pasos políticos de su gobierno.

Con su conocida estrategia de "máxima presión" sobre sus competidores en los negocios, contrincantes políticos en EE. UU. o enemigos en el plano internacional, Trump ha desplegado todo su furor contra el gobierno venezolano, al extremo de lanzar sucesivas acciones económicas y financieras que están afectando a la sociedad venezolana entera, desde bloqueos financieros y petroleros hasta la suspensión de vuelos civiles directos Venezuela-Estados Unidos y la prohibición de aterrizaje de aviones con siglas venezolanas en territorio estadounidense.

Las consecuencias de ese bloqueo contra Venezuela se están sintiendo fuertemente en la industria petrolera y en el suministro de gasolina, gasoil y otros derivados de los hidrocarburos al mercado interno, pero también en la importación regular de medicamentos y alimentos, lo que está generando malestar en la población y rechazo popular a tales males, procurados ante la administración de Trump por los líderes más radicales de la oposición venezolana.

El gobierno de Maduro ha desplegado una campaña de denuncias en el país y el exterior, sobre estos enojosos aspectos que parecieran apuntar al desprestigio de los opositores venezolanos que aplauden el bloqueo, y contra el bloqueo mismo impuesto por Washington:

"Desde el año 2017 el gobierno de Estados Unidos dirigido por Donald Trump reconoce haber aplicado 150 medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela, con el propósito de derrocar al Gobierno Constitucional del presidente de la República, Nicolás Maduro, reelecto el pasado 20 de mayo con más del 67% de los votos. 
La cifra se desprende de un informe publicado por el Departamento de Estado del gobierno norteamericano el 24 de abril que fue eliminado al día siguiente. A manera de confesión asumen haber impuesto no menos de 150 medidas coercitivas contra el país, las cuales afectan no solo al Ejecutivo Nacional, sino la cotidianidad de sus habitantes".

Fuente: Cancillería de Venezuela 


Por su impacto y naturaleza, el bloqueo de EE. UU. contra Venezuela va teniendo un efecto adicional: políticamente, deja a la dirigencia opositora venezolana de turno como subsidiaria de la política estadounidense, lo que afecta su prestancia y vigor entre la población, cada día más comprometida por los fracasos del gobierno, los errores de la oposición y el "bloqueo gringo", como se le comienza a llamar coloquialmente.

En medio de esta tensa situación venezolana, los "Diálogos de Oslo" se han producido bajo la conducción del experto negociador Dag Nylander, reconocido por su alto desempeño durante arduas tratativas entre israelíes y palestinos (1993) que concluyeron en los "Acuerdos de Oslo"; y entre representantes del gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC que abrieron camino a los "Acuerdos de paz de La Habana" (2016).

Washington parece haber sido sorprendido por los diálogos de Oslo, que ciertamente alejan la "opción militar" contra Venezuela, que desde el 23 de enero pasado -cuando el diputado Juan Guaidó se autojuramentó en plaza pública como "presidente encargado de Venezuela"-, hasta el golpe frustrado del 30 de abril, estuvo acechando al cuadro político venezolano. En efecto, los diálogos de Noruega aportaron un espacio para construir compromisos entre el gobierno del PSUV y la oposición dominada por el "Grupo de los 4" ("G4"), pero difícilmente coronarán con éxito, mientras otros sectores no sean incorporados a las pláticas. No se comprende cómo los principales dos corresponsables de la crisis, puedan ser ahora los únicos generadores de un acuerdo político de paz, electoral y constitucional.

Los "Diálogos de Oslo" son hoy el principal mecanismo de paz para superar democráticamente la crisis política venezolana, y así abrir paso a la reconstrucción integral de Venezuela, pero no el único. Incluso el Grupo de Lima y la Unión Europea con su "Grupo de Contacto", se han pronunciado recientemente desde su reunión conjunta en Washington, contra una intervención militar sobre Venezuela, lo que deja en solitario las amenazas en ese sentido: ninguno de los gobiernos aliados de Trump en América y Europa se ha inclinado por la "opción militar", quedando ahora como lejanos ecos algunas expresiones del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y de su colega colombiano Iván Duque, que no encontraron apoyo entre los militares de ambos países, temerosos de involucrarse en un potencial holocausto en el país vecino, cuya capacidad de respuesta está diseñada para resistir una invasión en términos de "guerra asimétrica" y "guerra de todo el pueblo".

Hasta ahora, se puede inferir -a pesar del secreto convenido- que la paz es interés común de las delegaciones venezolanas reunidas en Oslo por la cancillería noruega; y en todo caso, es el gobierno de EE. UU. el único que la ha contrariado como "opción", junto con sectores extremistas de la oposición venezolana, cada vez con menos audiencia.

También es comprensible que ambas partes hayan planteado sus tesis-base:

1.- Permanencia de Maduro en Miraflores hasta enero de 2025 y elección este año de nueva Asamblea Nacional, por el lado gubernamental; y 2.- "Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres", por parte de los opositores.

Ambas son inaceptables para las partes, por lo que una opción alternativa sería factible, pero no fácil de lograr.

III. Frente a las posiciones mineralizadas de gobierno y oposición, ha surgido la potencialidad del "referendo consultivo" como propuesta constitucional para la renovación electoral de los poderes Ejecutivo y Legislativo.

La Alianza por el Referendo Consultivo (ARC) ha solicitado al gobierno de Noruega, que sean incorporados a las conversaciones otros factores políticos y representantes de sectores económicos, sociales, académicos y culturales, con la finalidad de ampliar las opciones, más allá de la exclusiva competencia de los dos principales corresponsables del atolladero. Específicamente, le han pedido que la alternativa de un Referendo Consultivo para consultar al pueblo directamente sobre la elección simultánea de Presidente y Asamblea Nacional, sea incorporada al menú de opciones para los "Diálogos de Oslo".

Esta opción ha sido presentada formalmente en Caracas a las delegaciones diplomáticas de México, Uruguay, Unión Europea y Naciones Unidas; y últimamente, a la de Noruega por vía epistolar, ya que el embajador con competencia para Venezuela está radicado en Bogotá, Colombia. Es decir, el planteamiento es conocido por los gobiernos mencionados arriba, y por el Secretario General de la ONU.

El Referendo Consultivo así propuesto se basa en el espíritu democrático y participativo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y en sus artículos 2, 5, 70 y 71 que preservan la soberanía en el pueblo, intransferible, siempre por encima de los poderes constituidos. Y visto el fracaso de las partes como actores políticos, es hora de llamar a expresarse a la voluntad nacional mediante referendo.

Claro, los "Diálogos de Oslo" llevarán su tiempo: nada indica que sus réditos serán inmediatos, lo cual tampoco los anula como camino de paz y entendimiento nacional.

IV. El entorno internacional propicia una solución negociada a la crisis política que impacta gravemente lo económico, social, institucional y moral en la sociedad venezolana.

El contexto internacional facilita una solución negociada, a pesar del particular empeño del gobierno de Trump de asfixiar al gobierno y a la sociedad venezolana con el bloqueo y la amenaza de intervención militar, rechazada por todos los países del planeta con excepción de EE. UU. que la mantiene como "opción".

El bloqueo estadounidense contra Venezuela genera aversión en muchos países, por su naturaleza y consecuencias: en el entorno latinoamericano y caribeño se teme un incremento del éxodo venezolano, en la medida en que se compliquen más las condiciones internas económicas y sociales; y Europa no oculta sus preocupaciones ante una escalada que se saldrá de control en caso de una intervención militar comandada por Estados Unidos, la única posible.

Aunque parezca contradictorio, esto facilita la opción de paz y negociación, internacionalmente. Entre tanto, unos 140 países y la ONU siguen manteniendo relaciones normales con Venezuela, dada la mineralización de 52 países que han reconocido al diputado Guaidó como "presidente encargado de Venezuela" y a un supuesto "gobierno" suyo que en realidad no existe: solo el ímpetu coactivo del gobierno de Trump a favor de esa posición, motivó esos reconocimientos y la aceptación de "embajadores" designados por el autoproclamado.

Desde Moscú, recientemente los presidentes de Rusia y China han reiterado su firme reconocimiento al gobierno de Maduro, y Vladimir Putín llegó a ridiculizar la forma en que Guaidó se autoproclamó para intentar ejercer el poder, alerta a la comunidad internacional que presentó en rueda de prensa mundial. Ambas potencias mantienen serias diferencias con el gobierno de Trump por múltiples e importantes intereses en conflicto, y a la vez sostienen estrechas relaciones políticas, económicas y estratégicas con Caracas, lo cual le provee a Maduro una cierta estabilidad y capacidad de maniobra en los campos diplomático, económico, científico, tecnológico y militar, además del poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU por parte de Pekín y Moscú.


V. Un gobierno con disminuida base popular y un archipiélago político que no encuentra cómo enfrentarlo eficazmente, seguirán marcando el paso errático de este rico-pobre país suramericano.

Ese entorno internacional favorable a la paz y el entendimiento, permite exigir del gobierno y la oposición la responsabilidad de construir soluciones viables por encima de sus intereses parciales: un gobierno con disminuida base popular y un archipiélago político que no encuentra cómo enfrentarlo eficazmente, seguirán marcando el paso errático de este rico-pobre país suramericano, si no cambian sus prácticas y concepciones, algo harto difícil.

La calidad de las capacidades del actual liderazgo político venezolano, está más que en duda, no solo por sus ejecutorias conocidas y modos de pensar sino por la tesitura ética de muchos de sus actores más destacados.

Ello genera una crisis de confianza que únicamente pudiera ser superada a partir de un pronunciamiento popular democrático que altere el ritmo actual de la política y la vida en Venezuela. Si los negociadores de Oslo no toman en cuenta estos factores críticos, difícilmente estarán en capacidad de lograr acuerdos viables.

CONCLUSIONES PROSPECTIVAS.-

a) Las complicaciones económicas se mantendrán durante el resto del año 2019, con énfasis en la actividad petrolera e industrial, debido al bloqueo de EE. UU., la falta de financiamiento y la pésima gestión pública con grados de corrupción y arbitrariedades despreciativas del talento laboral, la productividad y los niveles de responsabilidad.

b) Por conveniencia política, el gobierno de EE. UU., parece obligado a esperar los resultados de los "Diálogos de Oslo", sin ablandar el bloqueo extorsivo desplegado contra Venezuela.

c) Las posibilidades reales de una intervención militar de EE. UU. contra Venezuela han aminorado en este segundo trimestre, pero esa "opción" se mantendrá en el esquema de asfixia de Washington.

d) China y Rusia mantendrán sus compromisos estratégicos con Venezuela frente al empuje de EE. UU. y su política dirigida a defenestrar a Maduro.

e) La instalación por el presidente Maduro del Consejo de Defensa de la Nación en sesión permanente, involucrará directamente a la FANB en la toma de decisiones políticas del gobierno, una forma de sellar "la unión cívico-militar" y la cohesión de los militares en torno a Miraflores.


QUO VADIS Consultoría Estratégica *
Junio 2019

DIRECTOR: Manuel Isidro Molina
@manuelisidro21
manuelisidro21@gmail.com



* Este informe confidencial circula entre abonados privados e institucionales, la primera semana de cada mes. Las evaluaciones, conclusiones prospectivas y recomendaciones se basan en análisis político de coyuntura con metodologías cualitativas y cuantitativas profesionales y no vinculadas a intereses partidistas o económicos. Está diseñado para satisfacer especialmente los requerimientos de información crítica de los actores políticos, económicos y sociales, las representaciones diplomáticas y multilaterales, así como centros públicos y privados de investigación y desarrollo de políticas públicas.